EL HURTO POR JEFES DUEÑOS, EMPRESARIOS Y PATRONES.


EL  OCULTO E IMPIO HURTO

POR EMPRESARIOS Y PATRONES

 "No hurtarás" (Éxodo 20:15)

Impío es alguien que aceptando la existencia de DIOS, lo ignora y no se rige por sus principios o mandamientos. Igualmente impío se aplica, a quienes conociendo las leyes de los hombres, las ignoran, o manipulan  a sus intereses y  conveniencias personales.

De este  tipo de Hurto nada o poco  se habla, en nuestra sociedad y la gran mayoría lo desconoce.  Por regla general, se utiliza  solo para calificar el delito, cuando alguien se apodera de una cosa u objeto  ajeno, sin emplear la fuerza para obtenerlo, sin el consentimiento del propietario. Este tipo  de hurto  ocurre todos los días  en esta sociedad hacia los trabajadores, empleados y obreros, muchas veces amparado por la ley de los hombres.  Aprendí este  concepto, leyendo el extraordinario libro el MILAGRO DEL PERDÓN del difunto apóstol y profeta moderno SPENCER W. KIMBALL de la Iglesia de JESUCRISTO DE LOS SUD.

La tragedia en Venezuela, agravada, inducida y alimentada desde afuera, ha enfermado la conciencia del venezolano, al sentirse explotado, recibiendo la inmensa mayoría salarios de miseria,    que han desvirtuado la economía,  fracturado y empobrecido la familia venezolana a niveles nunca pensados. Esta realidad ha fomentado el hurto y los delitos por necesidad, por quienes apenas sobreviven, en medio de la opulencia de otros, quienes utilizan igualmente el HURTO al sacar provecho de la necesidad ajena.

La palabra impío que utiliza el Elder Kimball, se aplica a aquellos que defraudan a sus empleados o trabajadores, sin compensar debidamente el esfuerzo, de  su trabajo, produciendo  bienes o servicios. El lucrar con el  talento, esfuerzo, tiempo  y la necesidad ajena, es ante las leyes de DIOS una forma de HURTO. El SEÑOR juzgará tanto al empleador como al empleado.


Algunos con plena conciencia, otros justificándose con la práctica a nivel mundial, del llamado salario mínimo. Esta  palabra, los iguala a todos y es defendida  por los  que se llaman "lideres humanitarios", sin importar, si son capitalistas, socialistas o comunistas. Otros por ignorancia, indiferencia, avaricia, egoísmo o viveza criolla, como se le llama popularmente en Venezuela, se benefician de este tipo de hurto que la sociedad llama especulación. En todo caso se trata de la falta de compasión, amor, caridad, interés y respeto por el  bienestar y la necesidad del prójimo. 

El hurto es contrario a la ley de Dios, es maligno y es como una metástasis cancerosa, que invade todos los estratos sociales, incluso entre quienes critican a los jefes, patrones o empresarios, cuando actúan como emprendedores independientes.


No existiendo bienestar personal, es imposible que se logre el  colectivo, cuyas condiciones físicas y mentales,  proporcionan un  estado  de satisfacción y tranquilidad, que sin duda contribuyen al progreso sostenido de los valores morales y espirituales de una nación. Este tipo de hurto oculto, patrocina el delito, el pecado, alimenta el estado de necesidad colectiva, el engaño, los conflictos familiares y personales


No HURTAR es el  octavo mandamiento que JEHOVA le dicto a Moisés en el monte Sinaí,  dentro de los otros nueve principios morales y espirituales, para que su pueblo en libertad, se estableciera como una nación auto suficiente,  justa, organizada y creyente en el SALVADOR, que los libero   luego de 430 años de esclavitud en Egipto.

Con toda seguridad deben existir millones de casos por hurto, donde  la víctima siempre será el  trabajador por el  patrono. La realidad es que algunos  se auto justifican, esgrimiendo leyes de hombres, utilizando su poder social, la extorsión, su influencia o disponibilidad de recursos, para defenderse ante la ley y sus subordinados, esgrimiendo  puntos de vista o argumentos apoyados en leyes injustas.


En la Biblia en el libro de EFESIOS,  Pablo recuerda en  6:9, "y vosotros amos, sabiendo que el SEÑOR de ellos y vuestro, está en los cielos; recordad  que para Él, no hay acepción de personas".

Esta escritura nos recuerda que hay un SEÑOR JUSTO en los cielos, que no podrá ser burlado o engañado. Todos tendremos que rendir cuentas ante El. Es la ley de los cielos para santificar y purificar la tierra.

 El hurto es como una plaga que actúa en  silencio, pasando desapercibido en el mundo de las actividades entre  humanos. 

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