LA FE UN PODER O ENERGÍA DE ORIGEN CUÁNTICO.

ORIGEN Y EL PODER DE LA

FE.

ZACARÍAS JELINEK

21-11-22

La palabra FE está asociada, con el símbolo Fe, con el cual se identifica el hierro;  este  se usa para armar, ensamblar y edificar estructuras sólidas,  firmes, confiables y  seguras en el tiempo y en nuestra eternidad. Incluido la más importante, el ALMA HUMANA.

  

FE FUERZA QUE DINAMIZA NUESTRA ALMA

Tiene 14 propiedades químicas. Se requieren más de 3000 grados centígrados para ser fundido, siendo  un mineral fundamental para mantener el vigor y la energía que requiere el ALMA HUMANA  para existir y AUTO EDIFICARSE.

¿CUAL ES EL ORIGEN DE LA FE?

 Surge de la energía cuántica, la cual identificamos como la fuente de poder con la cual nacemos, que identificamos como la  LUZ de CRISTO. Mediante esta energía divina, podemos entender, que es un  poder conocer y desarrollar nuestra propia existencia.

La fe  se  activa cuando nos damos cuenta, que nacemos en un planeta organizado para la vida. Que todo ha sido diseñado y activado para ayudarnos en nuestro desarrollo, con total libertad para decidir actuar.  Esa fuente divina  se siembra como  una semilla por la gracia de Dios en nuestro corazón de manera individual.  En 2 Pedro 1:1 dice: Leemos que Jesucristo es la fuente de la FE, que se siembre como una semilla  en nuestra mente y corazón.   

La FE es como un diamante  que   se formó durante miles de años a través del calor y la presión magnética a la cual fue sometido. Comenzamos a valorar esa piedra cuando es  tallada y escuchamos sobre  su belleza, utilidad  y gran valor.  Entonces deseamos tener una de ellas y hasta  la mostramos con orgullo por el valor que tiene para otros.

 

En el caso espiritual, Dios es el dador de la Fe,  Jesucristo  es   el portador, (Hebreos 12:2) y el Espíritu Santo el medio para alimentarla.  La Fe puede iniciarse como una piedra de hierro sin utilidad aparente, pero con un contenido muy poderoso que poco a poco se puede ir tallando,  hasta convertirse de un hermoso diamante que irradia una luz blanca brillante.  Cuando la FE no existe en nosotros o está mal edificada,  aunque exista mucha luz  en su entorno, no brillará.

                                                               LA FE SIN ENERGÍA.

EL CONOCIMIENTO DE DIOS CON EL NUESTRO

Nuestro trabajo con la Fe es como unir el conocimiento que recibimos de DIOS y de Jesucristo, para formar una sólida y resistente cadena de hierro. En el libro de mormón se relaciona con una barra de hierro de la cual debemos mantenernos unidos y unidos,  para evitar ser separados, por las divertidas y atractivas  distracciones pasajeras,  de un mundo en el cual tenemos que vivir y transitar.

LA FE ESPIRITUAL.

La FE  es mucho más que una decisión de  aceptar el bautismo una vez arrepentidos,  para seguir a  Jesucristo. La Fe es mucho más que tener solo esperanza en lo que no se ve pero es verdadero. La FE se compone de dos letras, que unidas tienen un inmenso poder, capaz de  construir, modificar, transformar, anular y hasta llevar a su mínima expresión, atómica y cuántica a cualquier elemento bien sea de origen físico o espiritual. La FE es un poder que puede actuar y afectar   la materia  para organizarla y transformarla, como lo demostró Jesucristo durante sus muchos llamados milagros.

F+E  como energía de origen divino, nos potencializa   para poder actuar sobre nosotros mismos y sobre todo lo que nos rodea, para modificar  su equilibrio  tanto físico como espiritual. Para ello se requiere aprender paso a paso, precepto por precepto.  Esto se puede lograr, alimentándonos con: 1. La oración. 2. La lectura y comprensión de las escrituras 3. Aprendiendo a escuchar el conocimiento de la verdad, mediante los susurros del Espíritu Santo.4. Tomando la Santa Cena recordando  el sacrificio expiatorio de Jesucristo. 5. Escuchando  las palabras de quienes  predican y enseñan la verdad con sus ejemplos y verdadera conversión. 6. La FE convierte lo imposible en posible, los misterios de los milagros en conocimiento aprendido.7. La Fe nos llevará a sentir el gozo de vivir nuevamente en la presencia de nuestro Padre Celestial, sirviendo a Jesucristo.