LA CARIDAD QUE ENSEÑO JESUCRISTO CON SU EJEMPLO SON MÁS QUE DÁDIVAS.

LA CARIDAD

 SE EJERCE  SIRVIENDO CON  AMOR VERDADERO,   HUMILDAD Y MANSEDUMBRE

NO  SOLO ENTREGANDO DÁDIVAS.

ZACARIAS JELINEK MALDONADO

23-10-22

MADRE TERESA DE CALCUTA.

 LA CARIDAD ES UNA LEY MENOR A LA  LEY MAYOR  DE LA  CONSAGRACIÓN. Esta última es disponer de nuestro tiempo para actuar de acuerdo al  ejemplo  de JESUCRISTO. La caridad  es mucho más que  un sentimiento de ayudar al prójimo. Se trata de sentir y compartir  el amor puro de Jesucristo, que entregó su vida y redimió nuestras faltas para sanar  nuestras almas.  Hemos  escuchado muchas veces   que es necesario practicar la caridad, con humildad  y  paciencia. La gran prueba de esta vida terrenal  consiste en AMAR a nuestros semejantes  sin  evadir   las aflicciones o  los problemas, que  afectan a los más pobres,  muchos viviendo solos y abandonados  en situación de angustiosa necesidad. No debemos escondernos en nuestro confort  para no atender al llamado de JESUCRISTO de amarnos los unos a los otros,   adaptando la CARIDAD a nuestra conveniencia.  Esa actitud  se convierte en una falta a los convenios que hicimos voluntariamente al bautizarnos,  cuando   aceptamos  seguirle  como nuestro ejemplo salvador, maestro y redentor.  Seguirle significa ser honestos con nosotros  mismos y con el propio Espíritu Santo, que nos ha dejado para actuar y ayudar.    El actuar solo  preservando nuestro interés,  se convierte en una  pesada carga, sobre todo cuando al paso del tiempo,  sentimos que  la vida se nos  agota pero  seguimos  teniendo  el conocimiento del amor,  que descartamos a veces de manera consciente o   ignorándolo, en el momento  de servirle al SEÑOR ayudando a otros.

El Señor nos aconseja  PRACTICAR EL AMOR PURO, mediante  LA CARIDAD. El mundo está lleno de oportunidades  para ejercerla, diariamente prometiéndonos   estar a nuestro lado, mediante  su Espíritu.

La madre Teresa de Calcuta representaba el amor puro de Jesucristo, cuando curaba a los leprosos, los enfermos, necesitados y angustiados, ofreciendo su tiempo y presencia, sin preocuparse de  su seguridad y salud personal.  Se igualaba  a las condiciones de vida de los enfermos y afligidos,  pese a las precarias condiciones  de muchos  arrimados o durmiendo en las calles. De esa manera  comprendía  y sentía más de cerca la angustia,   las penas y dolores de los abandonados a su suerte, rodeados de la abundancia de hermanos, todos hijos del mismo DIOS habitando la misma  tierra como morada…

 Pocos conocen,  que las autoridades de la India se opusieron a su obra en Calcuta, cuando ayudaba a recoger enfermos en los basureros, donde buscaban alimento,   llevándolos a un lugar donde les daban cobijo,  los alimentaban, bañaban y  atendían para  sanarlos.  Sin embargo su amor y perseverancia vencieron todos los obstáculos y  privaciones legales. Gracias a la madre Teresa, hoy existe toda una organización de servidoras en el mundo, ejemplo de la caridad consagrada.  Sin duda existen muchas organizaciones caritativas privadas y muchas otras dirigidas  por mujeres, llamadas  monjas, que  han consagrado y  dedicado toda  su vida al servicio de JESUCRISTO.  Este es un digno ejemplo de amor con sacrificio.

Las tribulaciones, las aflicciones, el hambre, la inseguridad y la falta de higiene, son propias de una sociedad impía que vive en la miseria. Esta miseria nos acompañara continuamente durante nuestras pruebas terrenales,   hasta que Satanás sea atado en el milenio y podamos actuar  por amor verdadero y no solo por compromiso, interés  o para evadir el pago de impuestos.   La Caridad es una sabia manera de JESUCRISTO,  para ayudarnos a edificarnos, pero también para  conocer nuestro nivel de fidelidad  y solidaridad a su propósito de llevar salvación por AMOR. El Salvador enseño: En el mundo tendréis penas y aflicción" Por lo tanto,  practicar la caridad  y la paciencia,  en esta esta vida terrenal, es fundamental para avanzar en nuestro proceso de santificación. SER DIGNOS es bueno, pero de nada servirá, si no somos santos.  El llorar y crujir de dientes, será el tener pleno conocimiento al separarnos de nuestro cuerpo físico,  de haber   tenido  innumerables momentos de ofrecer servicio por amor, teniendo   los medios,  para practicar la caridad pura,  sirviendo y ministrando  de manera más personal y directa a nuestros hermanos. Todos deberíamos estar más involucrados  en programas  de acción humana,  estando  menos  centrados en  el seguimiento administrativo y  en el  destino de cifras, que aunque necesarias, no son  la verdadera esencia  para ejercer y poder sentir el amor puro de Jesucristo.  No es lo mismo la ayuda personalizada que la ayuda delegada o a la distancia.

Lar paciencia y la caridad, nos ayudan a soportar el dolor y la aflicción  de los angustiados, que es un nivel mayor de   necesidad, como lo hizo la Madre Teresa de Calcula. Si conseguimos excusas para evadir  compartir  el  amor de nuestro Salvador,  degradamos nuestro   espíritu  y debilitamos la fortaleza y el conocimiento del amor  que hayamos alcanzado.  Tal vez aparentemos  una imagen de  dignidad y poseer un sólido testimonio de Jesucristo, pero al dejar de servir  a nuestros semejantes, a la manera del SEÑOR, con su presencia,   nos aleja del  necesario proceso de santificación, para ser purificados

Realmente  nuestro diseño y herencia espiritual,  es para poder auto sanarnos y ayudar a otros.  En el (Libro de Mormón Alma 17:1 1),  Jesucristo enseñó,  que debemos ser  instrumentos y buenos ejemplos para la salvación  y atención de las  almas.

La  caridad debe ser un ejercicio espiritual  constante,  en  esta jornada  de prueba.  No podemos practicar una CARIDAD CONTEMPLATIVA, DISTANTE, esperando que las cosas sucedan  por sí solas, delegando el amor para  que otros lo hagan por nosotros.   Debemos  sentir compasión  y tener  una caridad más real y  activa,  para que las  cosas sucedan POR AMOR SINCERO SIN PONER CONDICIONES,  como lo  enseñó nuestro  MAESTRO Y REDENTOR, que siempre personalizo su servicio caritativo.

Tener  caridad y paciencia en la aflicción, la adversidad  de los necesitados y angustiados, nos ennoblece y edifica, al  realizar el trabajo.   En el debido tiempo,  comprenderemos  porque el SEÑOR ha permitido que la libertad haya engendrado la miseria en su reino, lo cual no entendemos,  en un planeta lleno de abundancia para todos.  Tendremos  que esperar  con paciencia para comprender, porque existe tanta desigualdad,  necesidades y pobreza extrema, entre seres todos hijos de un mismo PADRE CELESTIAL, que en su momento al nacer,  fueron niños iguales, puros e inocentes como su progenie espiritual.

Cuando   nos toque justificarnos ante el servicio  a JESUCRISTO,   debemos ser capaces  de  recordar  su amor y sacrificio por todos nosotros.  EL  nos ofrece la oportunidad  de servir  de manera consciente ante la indiferencia de una sociedad que apuntala  el plan de miseria de Satanás. Debemos vencer el orgullo, la soberbia   y separarnos del confort que nos inmoviliza y distrae.  Debemos abandonar   las pesadas rocas  que  algunos cargan a sus espaldas  en sus mochilas personales,  al estar conscientes que  no actuamos a la manera de JESUCRISTO.  La caridad, la humildad y la mansedumbre son los antídotos  para ayudarnos a mantenernos sanos en nuestro proceso de santificación,  cuando servimos por amor.

El tiempo de separar el trigo  de la  cizaña, será recompensado de acuerdo a lo sembrado. La caridad nos convierte en trigo.  Los buenos sembradores  irán a  derecha como siervos fieles, los otros serán abandonados,   viviendo de  las condenaciones que cultivaron   durante el tiempo de la siembra.   

 

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