LA MUERTE NECESARIA PARA SEGUIR VIVIENDO.
LA NECESIDAD DE LA MUERTE.
Zacarías Jelinek
8-8-20
¿Qué es la muerte?
La cesación definitiva de la vibración, vitalidad o energía cuántica activada en un cuerpo o materia con componentes terrestres de un orden biológico. Ocurre en toda materia que ha sido diseñada espiritualmente, para tomar y actuar en un cuerpo terrenal con un determinado propósito.
Estando nuestro cuerpo físico conformado por materia más densa tomada de este planeta, este muerto o vivo, está sujeto a las leyes eternas que rigen en este Universo, en cualquier lugar donde se encuentre, bien sea como moléculas organizadas o simples micro partículas cuánticas. La materia nunca deja de existir, aunque se encuentre dispersa, organizada o desintegrada, en cualquier lugar de nuestra esfera o Universo. Esta existencia y dependencia de leyes eternas, aunque sean separadas, se reintegran a los cuerpos de acuerdo al orden al cual han pertenecido, mediante leyes desconocidas para nosotros, que obedecen a un orden superior, que permite el proceso de integración instantáneo de todas las partículas inteligentes que han regido su existencia. Este proceso lo conocemos como la resurrección. El reencuentro al estado perfecto de todas las partículas cuánticas después de la muerte, que han conformado el ALMA HUMANA para nunca más separarse. De esta sabia manera, se restituye la inmortalidad y la vida prometida por JESUCRISTO, producto de la caída de todo el género humano, cuando al tercer día de su muerte, abandonó el sepulcro donde fue llevado después de morir en la cruz.
¿Por qué debemos morir?
El espíritu en algún momento debe desprenderse de su cuerpo natural carnal, que le ha servido como un gran sensor de sentimientos y experiencias, que nos permite percibir, sentir y discernir durante nuestra existencia física temporal, que iniciamos al nacer. La muerte puede ocurrir en cualquier momento de la vida, bien sea producto de nuestras propias acciones o decisiones, o porque conviviendo con otros seres vivos o semejantes con libertad para actuar bajo las leyes físicas naturales, pueden originar eventos que perdamos la vida contra nuestra voluntad. En todo caso, el programa establecido es que todos sin excepción, debemos morir y resucitar, para que el propósito de vida y nuestra existencia hacia la inmortalidad y la eternidad, siga su proceso de desarrollo de acuerdo al maravilloso objetivo de nuestros Padres espirituales de compartir su inmortalidad y vida eterna con todos sus hijos.
Seguramente no sucederá el proceso, llevándonos cosas terrenales como la ropa.
El espíritu liberado temporalmente de su pesado pero necesario traje, puede viajar, proyectarse, trasladarse y regresar a la morada que sea merecedor, asignada en algún lugar del Universo, donde tuvo su origen entre las inteligencias, que organizadas permitieron la existencia de la progenie espiritual y toda otra materia en nuestro Universo infinito.
Existen otras condiciones y leyes físicas cuánticas, desconocidas todavía para el hombre, que le impiden reconocer con su actual conocimiento y raciocinio, la existencia espiritual en todo ser vivo, incluso en las plantas. Aún no tenemos dominio y control y sobre nuestro propio cuerpo, por ello debemos seguir esperando aprendiendo, ganando experiencias en este mundo muy difícil de oportunidades y retos, para aprender a autogobernarnos y tener dominio sobre todo, como le fue otorgado a nuestro Padre Adán en el Jardín del Edén, cuando Dios culminó la organización de este bello planeta azul, llamado tierra.
DIOS, el tiempo y el espacio como lo conocemos, nos imponen sabiamente límites, al nivel de conocimiento que tenemos.
Cuando estemos preparados, llegara el momento de compartir el conocimiento logrado sin egoísmos, mezquindad, intereses particulares condicionamientos sociales o tecnológicos. Estaremos listos, para conformar civilizaciones y moradas de hombres santificados, purificados y sabios, que practican la ley del amor que existe en todo el Universo, aceptando la existencia y la mayordomía de seres creadores de un orden superior. Solo así, podremos calificar y ser escogidos para organizar y habitar otros planetas en nuestro Universo, sembrar la vida y multiplicarla.
Continuará el proceso de desarrollar el reino diseñado por nuestro PADRE CELESTIAL, que desea compartir con todos sus hijos, que desarrollados, acepten vivir en su presencia, como familias celestiales disfrutando de la calidad de existencia perfecta que allí existe.
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