ELOHIM EL PRIMER GRAN DIOS ETERNO.

ELOHIM

EL PRIMER  GRAN DIOS  ETERNO DISEÑADOR  DE NUESTRO UNIVERSO,

JEHOVÁ EL EJECUTOR DEL PROYECTO.  

ZACARÁS  JELINEK MALDONADO

12-8-20

ESPACIO CON SU SUSTANCIA OSCURA Y EL UNIVERSO MANIFESTADO EN EXPANSIÓN COMO MATERIA ORGANIZADA   A PARTIR DE LA ENERGÍA.

Este es un tema que la mayoría evade y quienes tienen sus opiniones se refieren a tres posibilidades fundamentales: 1. Surgió de la nada. 2. Es una invención humana. 3. Siempre ha existido.  1. De la nada no puede surgir nada. 2. El hombre ha inventado decenas de Dioses y ninguno ha llenado su vacío o le ha servido de ejemplo para organizar este mundo, ejemplo de nada. 3. Dios siempre ha existido de manera solicitaría y en él no se cumple ningún proceso de desarrollo,  se dice que es Eterno.

Mi teoría.

Todos hemos existido como partículas cuánticas   desorganizadas en la sustancia oscura.  Al activarse se manifestó la energía y  adquirimos la capacidad, de auto reconocernos y desde allí comienza el proceso de la realidad de la existencia. Desde niño no me identifiqué con ninguna de las tres teorías señaladas. Todos los jueves leía una columna llamada Brújula  escrita por un periodista científico Arístides  Bastidas en el Diario  El Universal, que escribía sobre temas relacionados con el Universo.  Buscaba encontrar luz para despejar mis dudas.   Luego de bautizarme en la Iglesia de Jesucristo SUD, comencé a leer los  libros de Abraham y de Moisés,  siempre con el deseo de encontrar respuesta a esa duda. Mi entendimiento se  fue aclarando, desde que comencé a estudiar las partículas cuánticas de reciente comprobación, que me remitieron a las partículas inteligentes señaladas por Jesucristo al  profeta Abraham. El Profeta José Smith también señalo que no existe nada como materia inmaterial y que todo es materia. Agrego que el espíritu es materia solo que más refinada y pura.  Estas enseñanzas entre 1830-1844  por parte de un joven sin mayor preparación, me llevaron a estudiar más la presencia cuántica  en el espacio antes de manifestarse el Universo. De allí  parte este análisis, para encontrar el génesis del primer  DIOS,  que identificamos como ELOHIM. El mayor de todos los Dioses que existen y existirán por siempre. Todo lo demás  el Universo y la vida  surgen   de las partículas inteligentes, que la ciencia moderna define como la mecánica cuántica. Aquello que es capaz de existir por sí mismo estando en  movimiento o estado de reposo, bajo la acción de fuerzas que modifican su estado.

Somos  materia oscura, surgida como sustancia espiritual, producto de la fusión y manifestación  cuántica de  partículas inteligentes organizadas. A lo largo de este proceso, que no alcanzamos a calcular, se manifestó la vida inteligente, en millones de seres espirituales, donde se destacó  una  primera inteligencia llamada DIOS-ELOHIM. Alcanzó en su primera  eternidad, la  omnisciencia, omnipresencia  y omnipotencia, que le permite  como PADRE ser el creador y multiplicador de  ciclos eternos de desarrollo sin fin.  Delego en su hijo espiritual  primogénito  Jehová, nacido en su primera eternidad,  la organización y ejecución de esta nueva eternidad con su  Universo donde existimos, para llevar a cabo su  proyecto de inmortalidad y vida eterna, para toda la progenie espiritual existente  en su primera eternidad. Mediante este inteligente y sabio  proyecto organizado con el conocimiento y dominio del mundo cuántico durante su existencia en su eternidad,  podemos sus hijos alcanzar la inmortalidad y la vida eterna tal y como lo lograron las primeras inteligencias como Elohím y Jehová,  en completa libertad, para actuar, auto-edificarnos, aprendiendo, adquiriendo conocimiento y experiencia  para   regresar como humanos exaltados, al seno  de nuestro génesis  cuántico. Para lograrlo es necesario,  el aprendizaje,  ser probados, obtener experiencia  en las leyes y principios eternos, para continuar poblando mundos sin fin, como sacerdotes y sacerdotisas, generadores de luz, y estados radiantes de Gloria, al servicio de la ley universal del AMOR la más importante que rige para este Universo.

Jehová, llamado Jesucristo el  UNIGÉNITO, nació con un cuerpo carnal  sujeto a la muerte, en la tierra,  para poder vivir todas las experiencias, sentimientos y sensaciones humanas del hombre caído al iniciar su ciclo de aprendizaje y desarrollo, una vez que nuestros padres biológicos Adán y Eva,  decidieron multiplicar sus cuerpos físicos y desprenderse de ellos con la muerte. De esta manera  el género humano espiritual, seguiría su progreso eterno aceptado en la presencia de los Dioses,  se    multiplicaría  la vida sin ser compelidos, mandados u obligados.  De haber seguido viviendo sin conocer la muerte y sin la necesaria  oposición,   no existiría la posibilidad de   progresar y  recibir gloria alguna.  La muerte representa sabiamente  solo un cambio de estado, que forma parte  de este Universo y del  plan de nuestro Padre Elohim, cuyo propósito  se materializó  con la muerte de Jesucristo en la Cruz y su resurrección a la vida al tercer día.

Nuestro  padre Adán introdujo conscientemente  la muerte en nuestras vidas,  viviendo  930 años,  tiempo suficiente para establecer las bases de una familia numerosa en la tierra que ha logrado  sobrevivir hasta el presente, pese a todas las destrucciones que han ocurrido a lo largo de la existencia humana en esta tierra.

Para  ser redimidos de su transgresión, era necesario efectuar un sacrificio expiatorio para restituirnos la inmortalidad perdida  y  activar la posibilidad de alcanzar la vida  eterna, como almas resucitados. Como hijos biológicos heredamos la muerte y la condición caída de nuestros padres  en el Paraíso terrenal. Por ello JESUCRISTO se ofreció para realizar ese sacrificio  espiritual expiatorio en el   monte Getsemaní y  el físico en el  cerro Gólgota.  Al resucitar su alma nos restituye la inmortalidad y la posibilidad de alcanzar la vida eterna. Por esta razón,  debemos reconocer a JESUCRISTO  como nuestro Salvador y redentor al permitirnos mediante el bautismo por inmersión, renacer del agua físicamente,  ser purificados  y limpiados  espiritualmente por medio del Espíritu Santo, cuyo  Don  recibimos para conocer la verdad  de Dios el PADRE  Y seguir progresando