VACUNA ESPIRITUAL CONTRA EL CONV-19
VACUNA ESPIRITUAL PARA ENFRENTAR
EL COVI-19.
PALABRA DE SABIDURÍA O LEY DE SALUD.
DIOS SIEMPRE HA ACTUADO SOBRE SU CREACIÓN, POR MEDIOS FISICOS ESPIRITUALES Y NATURALES.
ZACARIAS JELINEK
20-1-21
No es fácil MANTENERSE SANOS en un mundo planificado y motivado diariamente, hacia el consumo desmedido de alimentos y sustancias procesadas. Permanecer inmunes no siendo afectada nuestra salud, es verdaderamente una quimera. Ello por lo general ocurre en silencio y nos damos cuenta por los sistemas de alarma naturales que tiene nuestro cuerpo. Sabemos que el conocimiento recibido por nuestros hermanos espirituales dirigido por JESUCRISTO, es ignorado por una gran mayoría. Existe corrupción a todos los niveles, amparada legalmente por normas políticas y procedimientos para lograr fines comerciales, que con permiso y justificadas campañas publicitarias, nos enferman y nos alejan del camino de la necesaria pureza para enfrentar los planes perversos de los hombres, de producir bienes y servicios de manera engañosa, para lograr ingresos con fines interesados egoístas. Ante esa realidad en febrero de 1833, Jesucristo revelo al Profeta José Smith lo que se conoce como la palabra de sabiduría o ley de salud. La palabra sabiduría es la facultad que tienen las personas para utilizar el conocimiento, actuando con sensatez prudencia o acierto.
En el libro de las revelaciones conocido como DOCTRINAS Y CONVENIOS en todo el capítulo 89, se explica en qué consiste esta ley. Solo me referiré a dos versículos: 3, 4 y 21. En el número 3, se da la ley, como un principio con la promesa, de mantener el ALMA humana SANA. En el 4, dice el SEÑOR, que por motivo de las maldades y designios de los hombres que existen y existirán en el corazón de los hombres conspiradores en los últimos días, nos amonesta y previene, dando esta palabra de sabiduría por revelación. Para terminar, en el último versículo 21, señala claramente, prometiendo que el ángel destructor pasará entre su pueblo, como sucedió con el pueblo de ISRAEL, y no los matara. Para ello con mucha astucia, propia del adversario y bajo la apariencia de ayuda y servicios, utilizan la necesidad de alimentación en una sociedad humana creciente, que se deja llevar por sus instintos naturales y no por su conocimiento espiritual razonado.
La palabra de sabiduría abarca una serie de consejos, que nos permiten tomar de la naturaleza los alimentos necesarios de manera natural y en su sazón, para mantener un equilibrio sano y saludable. Este debe ser capaz de mantener el nivel de anticuerpos, y la armonía en todo nuestro sistema sanguíneo, que de manera líquida, circula por capilares, venas y arterias de nuestro cuerpo. Este proceso de cambio, de la sustancia que nos mantiene vivos y saludables que llamamos sangre, nos transformó de seres inmortales en seres mortales, a partir del momento de la decisión de nuestros primeros padres terrenales, de conocer la muerte para ganar experiencia.
El color rojo de esta sustancia nos alerta de su gran importancia y es debido a la presencia del pigmento hemoglobínico en la célula de la sangre, que se produce en la médula ósea. En el versículo 18 del mismo capítulo 89 de D.C., ya en 1833 Jesucristo nos prometía SALUD EN EL OMBLIGO Y MEDULA EN LOS HUESOS. Conocemos que la madre aporta todas las defensas necesarias a sus hijos, mediante el llamado calostro. Los neonatos humanos reciben el calostro de su madre durante las primeras horas después del nacimiento, y este "elixir de la vida" no solo otorga anticuerpos y nutrientes producidos naturalmente en forma de un volumen bajo, altamente concentrado, sino que además funge como la base para la inmunidad de por vida. De la médula de los huesos, o tejido suave y esponjoso que se encuentra en el centro de la mayoría de los huesos, se producen los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas, que conforman el sistema de defensa de nuestro cuerpo. Los glóbulos rojos transportan oxígeno desde los pulmones a todas las partes del cuerpo, manteniendo la necesaria calidad y abundancia del El sistema inmunológico, para la defensa natural del cuerpo contra las infecciones, producto de bacterias y VIRUS. El diseño autosuficiente de nuestro cuerpo, ataca de manera organizada los organismos infecciosos invasores. Estos cuerpos extraños se llaman antígenos y algunos son potencialmente más dañinos que otros.
Para ayudar a combatir su presencia en la sangre, el conocimiento humano, creó las vacunas, qué son preparaciones en base a microorganismos muertos o atenuados por productos derivados de microorganismos, para a potencializar la inmunidad, contra enfermedades, estimulando la producción de anticuerpos. Según la OMS, la definición de enfermedad es la de "Alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, por causas y síntomas manifestados, cuya evolución como el caso del COVI- 19, son más o menos previsibles".
Nuestro cuerpo está diseñado para generar sus propios mecanismos de defensa y estos se logran y mantienen, en base a la correcta alimentación, hábitos, buenas costumbres, aseo e higiene de nuestro cuerpo y entorno, donde desarrollamos nuestra actividad diaria.
Las vacunas introducen en nuestro organismo y concretamente al sistema inmunológico, proteínas de laboratorio controladas, para activar el sistema inmunológico, atacando inmediatamente al agente infeccioso invasor, obligándole a defenderse, hasta lograr sea eliminado.
Las vacunas se administran por vía intramuscular y en algunos casos por vía oral. Por lo general son necesarias varias dosis espaciadas en el tiempo para lograr que la inmunidad se mantenga con el tiempo.
¿ES NECESARIO VACUNARSE?
En las escrituras para nuestros días, podemos leer en Doctrinas y Convenios 89, el claro consejo de nuestro Salvador JESUCRISTO, cuando señala en el versículo final del capítulo: Y YO EL SEÑOR, LES PROMETO QUE EL ÁNGEL DESTRUCTOR PASARÁ COMO A LOS HIJOS DE ISRAEL Y NO LOS MATARA. (Como sucedió antes de su huida de Egipto), si practicamos y nos edificamos en pureza, si guardamos la palabra de sabiduría, aun en medio de los conflictos y tinieblas que nos rodean.
Las llamadas vacunas de ARN mensajero de nueva generación, introducen en nuestras células, una secuencia codificada para lograr producir la proteína que combata el virus SARS-COVI-2. Podemos decir que se usa la maquinaria de nuestras células para fabricar copias de esta proteína. A continuación, nuestro sistema inmunitario reconoce la proteína S como extraña y responde generando anticuerpos específicos. Por consiguiente, cuando el coronavirus entre en nuestro organismo, ya tendremos inmunidad y dependiendo de cómo hayamos cuidado nuestro cuerpo durante nuestra existencia terrenal, no enfermaremos o no.
¿Son seguras estas nuevas vacunas?
Sí. Nos encontramos, sin duda, ante una tecnología de lo más prometedora y novedosa en el terreno de las vacunas, pero no desconocida. Aunque no se había aprobado antes para vacunas en humanos, es el resultado de más de una década de avances en el ámbito biomédico. Además, su seguridad se ha probado a lo largo de las tres fases de los ensayos clínicos.
¿Puede causarnos la enfermedad?
No, porque no introducen el virus atenuado en el organismo, sino material genético. Además, este ARN mensajero conlleva la síntesis de una proteína del virus, pero no del virus entero. Lo que sí puede ocurrir es que tengamos algunos efectos secundarios al día siguiente de habernos vacunado, como dolor en el brazo, dolor de cabeza o cansancio. Esto es normal, es señal de que nuestro sistema inmune está respondiendo.
¿Estas vacunas modifican nuestro ADN?
No porque el ARN mensajero no accede al núcleo de nuestras células, de modo que no puede incorporarse a nuestro ADN.
¿Tienen ventajas respecto a las vacunas clásicas?
Sí, son más fáciles de diseñar y no comportan el manejo de material infeccioso durante su desarrollo.
¿Podemos confiar en las vacunas desarrolladas con tanta rapidez?
No totalmente por la falta de resultados. Las vacunas contra la COVID-19 se han podido desarrollar en un tiempo récord gracias a importantes avances tecnológicos y a la experiencia adquirida con los coronavirus SARS y MERS. Sin embargo, esto no implica que el proceso no haya sido riguroso y que no se hayan seguido los pasos habituales. Los ensayos clínicos cuentan con tres fases: la primera de ellas consiste precisamente en confirmar la seguridad del fármaco, aspecto fundamental que, además, se corrobora en las fases II y III de los ensayos, con la participación de miles de personas.
La principal incógnita que queda por despejar como consecuencia de la celeridad con la que se han llevado a cabo los ensayos clínicos es durante cuánto tiempo va a ofrecer protección estas vacunas, ya que en el momento en el que salgan al mercado su eficacia solo estará contrastada por espacio de 6-8 meses. Si se observase que la eficacia decae con el tiempo, probablemente habría que volverse a vacunar.
¿Qué riesgos conllevan las vacunas de la COVID-19. Puede haber efectos secundarios?
El riesgo cero no existe, ni con estas nuevas vacunas, ni con otras vacunas que ya existen en el mercado. Muchas vacunas, incluyendo las COVID-19, pueden provocar una serie de efectos secundarios leves y pasajeros, como dolor en el brazo, inflamación, cansancio o dolor de cabeza. Y esto es normal. Quiere decir que el sistema inmune está reaccionando. También pueden darse efectos adversos más graves. Pero si una vacuna se aprueba, es porque ha demostrado tener un buen perfil de seguridad, es decir que el riesgo de este tipo de eventos es muy bajo.
Ahora bien, cuando se empieza a inmunizar a cientos de miles de personas, es posible que ocurran algunos efectos adversos poco frecuentes que no se habían detectado antes, como por ejemplo reacciones alérgicas. Es cierto, además, que algunas vacunas usan nuevas tecnologías con las que tenemos poca experiencia, por lo que será importante seguir evaluando la seguridad a más largo plazo. De hecho, Pfizer tiene previsto seguir a los participantes de los ensayos durante dos años.
Al final, es una cuestión de evaluar riesgos y beneficios para cada vacuna. Los beneficios de la de COVID-19, en términos de muertes y casos evitados, superan por mucho los riesgos asociados a la vacunación.
Fecha actualización estos últimos comentarios 17 de diciembre de 2020.
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