VERDADERO PROPÓSITO DE LA EXPIACIÓN.
VERDADERO PROPÓSITO Y SIGNIFICADO de la palabra
expiación
MONTE GETSEMANÍ Y COLINA DE LA CALAVERA
JERUSALÉN
ZACARÍAS JELINEK
15-2-21
En Marzo próximo, algunos recordarán, otros se divertirán, muchos ignoraran y hasta celebraran, de manera inconsciente, la muerte de Jesucristo durante la llamada SEMANA SANTA. Fecha sagrada para los cristianos, que debe ser respetada y recordada con verdadero sentimiento de amor y agradecimiento por tan sagrado acto.
El calvario es el camino que siguió obligado y vejado Jesús de Nazaret, antes de ser finalmente crucificado en el lugar llamado en arameo el sitio de la Calavera. En ese sitio público de tortura, gritos y dolores hasta la muerte, entrego su vida, traicionado, juzgado, por su propio pueblo y cambiado por un delincuente común llamado Barrabas, que ofrecido por las propias autoridades romanas, que no hallaron en JESÚS, culpa alguna para merecer la muerte que le pedían a gritos. Ese triste pero sabio episodio, previsto por nuestro Padre Elohim para restituir la inmortalidad y la vida a sus hijos en riesgo de perder su libertad por su albedrío, merece una atención especial. Debe ser recordado siempre en nuestras vidas y no solo como una fecha más en el calendario como "Semana Santa". En este tiempo de recogimiento obligado para preservar nuestra salud y la vida del letal virus covi 19, curiosamente poco se recuerda al buen maestro que entregó la suya por todos nosotros. Ese es el verdadero propósito del SACRIFICIO EXPIATORIO de Jesús de Nazaret, que vivamos para siempre, lo cual debe ser recordado igualmente para siempre
Escudriñando las escrituras, encontré que la palabra EXPIACIÖN como un acto humano, se relaciona más con la restauración del evangelio y que la enseñanza sobre ese trascendental momento, se mencionó al pueblo Nefita en las Américas. Se puede leer en el Libro de Mormón, en el relato del Profeta Alma capítulo 34:9-14, Allí Amulek el compañero misional de Alma, instruía a su pueblo, sobre la inminente llegada del Mesías al mundo en el año 74 a. C. Por esa misma fecha el imperio Romano conquistaba a Judea y Jerusalén.
Pensé que tal vez la palabra expiación, en el pasado poco se conocía y se relacionaba solo con el sacrificio de animales. No tenía la relevancia de la palabra arrepentimiento y el perdón en la restauración del evangelio. Se mencionaba pero no como una ley de vital importancia durante el primer siglo de existencia en la Iglesia restaurada, al no señalar puntual y claramente que es el camino a la salvación y a la exaltación de todos los hijos de Elohim que se hayan arrepentido.
Al encontrar la palabra en el Libro de Mormón, en la escritura antes mencionada, sentí mucho gozo, al confirmar una vez más la veracidad del libro, que contiene enseñanzas como la EXPIACIÓN que no son mencionadas puntualmente en su verdadero contexto en la Biblia u otros libros religiosos. Por lo general estos libros resaltan la necesidad del arrepentimiento para recibir el perdón, pero no se refieren al sacrificio expiatorio de Jesucristo como la única llave que abre todas las puertas y planes para alcanzar la salvación. Mediante el Libro de Mormón conocemos hoy mediante la restauración del Evangelio, que sin la expiación, la resurrección de los muertos, no sería posible, aun logrando el perdón de sus pecados mediante el arrepentimiento. Además, todo el plan de Salvación de Jesucristo quedaría sin efecto. Por esta razón considero de la mayor importancia, ser reverentes durante esos días de vacaciones, recordando el sacrificio de Jesucristo como una piadosa y amorosa dádiva con efecto no solo terrenal sino universal e infinito, para que todos los hijos de Elohim podamos optar a la Inmortalidad y la vida Eterna. ¿Podría haber algo más trascendental que la expiación?
Debo reconocer que siendo mucho más joven y estando soltero, careciendo del conocimiento del evangelio que hoy tengo, me deje llevar por el ejemplo mundano de la mayoría. Recién bautizado en la Iglesia de Jesucristo SUD, en 1973, hasta fui propietario de una importante marina deportiva frente a las costas del oriente de Venezuela, donde el esparcimiento y la salida en embarcaciones con familias a las playas vecinas en Semana Santa y los días domingos de reposo, dependían totalmente de nuestros servicios y operaciones navales. Siendo Presidente del Distrito Pto. La Cruz, ciertamente mi actividad comercial, no era un buen ejemplo, aunque no participaba personalmente en las actividades. En ese momento me justificaba pero la realidad era que por ignorancia desconocía que representaba la Semana Santa y los días de reposo, que representaba tan solo entre un 10 0 15% de mi tiempo de vida en un año.
Cuatro palabras que nos ayudan a reflexionar:
Estas definen fría y ligeramente, el terrible momento que pasó Jesús de Nazaret, que comenzó con su muy sufrida oración al Padre en el Monte Getsemaní que lo llenó de angustia ante la difícil y dura prueba. Continúo con su encarcelamiento, la tortura, el dolor físico al ser azotado y finalmente clavado en un madero, crucificado y elevado sobre la propia tierra que había organizado para la vida, a la vista de todos. Por ello solo la ignorancia puede transformar esa EXPIACIÓN tan sagrada en motivo de diversión y esparcimiento. La EXPIACIÓN, nos debe llamar al agradecimiento y a la vez a la compasión. No existe entre la mayoría de los que dicen ser cristianos un verdadero sentido de reconocimiento por tan grande y profunda prueba de amor de Jesucristo hacia nosotros sus hermanos. Le seguimos ignorando, dudosos y vacilantes de creerle y SEGUIRLE como nuestra fuente de luz en la oscuridad que nos rodea. Está muy próxima su llegada para activar el milenio que tanto esperamos, para recuperar nuestra espiritualidad, nuestro maravilloso planeta tierra, poner en marcha y potenciar nuestras almas con escaso conocimiento para alimentarnos espiritualmente y generar nuestra propia energía.
Aunque sea por un breve momento durante el día de su muerte, deberíamos inclinarnos reverentemente para agradecer su sacrificio y comprometernos en conocerle más leyendo su mensaje redentor.
Finalmente considero necesario, entender el significado de cuatro palabras que padeció y sintió JESUCRISTO en los momentos de su sacrificio expiatorio antes de entregar su vida en la cruz.
1. MARTIRIO, significa la persona que está dispuesta a sufrir hasta entregar su vida por lealtad, manteniendo y defendiendo sus creencias, principios y valores.
2. SACRIFICIO, el que renuncia o está dispuesto a perder o sufrir total o parcialmente por algo mundano, en este caso los pecados del mundo.
3. MUERTE, la separación temporal del cuerpo espiritual del cuerpo físico, que pone pausa a nuestro proceso de aprendizaje en esta tierra que debe completarse en el milenio, bajo la presencia del propio Jesucristo, para completar su obra.
4. REDENCIÓN significa liberar o rescatar del pecado a las personas, asumiendo el sufrimiento por las faltas cometidas. Usando un término del mundo, es como pagar por el pecado de otros.
Estos cuatro significados están estrechamente relacionados con los últimos momentos que vivió nuestro maestro JESUCRISTO que con sus atributos espirituales, pudo soportar y pasar la prueba de la muerte, la tortura, la humillación, la traición, la injusticia, las mentiras y todas las falsas acusaciones en medio de burlas a las que fue sometido, escuchando los gritos ¡CRUCIFICAXLE, CRUCIFICAXLE! varias veces, aupados por los propios sacerdotes del templo, que incitaban al pueblo presente.
Si ignoramos a nuestro Salvador divirtiéndonos, tomando licor, embriagados en fiestas o realizando cualquier actividad irreverente individual o como familia, estamos viviendo y repitiendo los mismos días que antecedieron a la muerte del pueblo de NOÉ durante el avisado diluvio, que se pensaba no podía ocurrir en una zona seca y desierta. No manifestar ningún respeto o agradecimiento al menos en esa época de pascua, nos califica como personas impías, irrespetuosas, inicuas e impuras, que interpretan el Evangelio a su conveniencia, ignorando o rechazando al SALVADOR Y SU PLAN DE RESCATE. Una afirmación fuerte pero cierta ante los ejemplos y resultados prácticos que observamos en nuestra sociedad, pero aún peor entre quienes damos testimonio de seguirle en su propia Iglesia restaurada.
La sangre derramada de Jesucristo durante su expiación, terminó con la práctica de sacrificios de animales, para lograr el perdón que existía en la ley Mosaica.
Todo su santo sacrificio, fue manipulado e interpretado de formas diferentes, pero ninguno de ellos a lo largo de los siglos, ha expresado y enseñado la verdadera y sagrada importancia de aquellos eventos, para toda la humanidad, ofrecido sin distinción de razas o exclusión de personas por su manera de pensar y actuar, equivocada o no.
La palabra EXPIACIÓN que lo resume todo, es un elemento clave en la restauración del Evangelio y está señalado con mucha claridad en el Libro de Mormón, "otro testamento" de Jesucristo.
Significa la sabia manera establecida por nuestro Padre Celestial, para que mediante su hijo Jehová, conocido en la tierra al nacer como Jesucristo, podamos reconciliarnos con EL, sobre nuestro comportamiento alejado de sus leyes, consejos y orientaciones para que hagamos mediante su gracia, el mejor uso de nuestro tiempo destinado a auto edificarnos y ser probados en todas las cosas. Significa literalmente que Jesucristo aceptó asumir y convenir desde la preexistencia en el mundo espiritual, toda la culpa de los pecados, faltas y errores que todos los hijos espirituales de ELOHIM hayan cometido desde su nacimiento en la tierra, a partir de la transgresión de nuestros primeros Padres terrenales Adán y Eva. Convino ante nuestro Padre y ante todos sus hermanos espirituales, que aceptamos seguirle en esta tierra, pagar el castigo y las consecuencias, si las leyes eran violadas por nosotros, bien por ignorancia o con conocimiento, que afectarán llevar a cabo el plan de Inmortalidad y Vida Eterna que nos fue presentado en el concilio de los cielos. Su sacrificio expiatorio nos exime de pagar y sufrir por los efectos y consecuencias, de nuestros actos luego de habernos arrepentido, durante este proceso de aprendizaje y prueba en este estado de vida temporal.
Si así lo deseamos, la expiación nos habilita para vivir para siempre en presencia de nuestros Padres Celestiales. Redime de culpa a todos los que no alcancen su edad de responsabilidad y los que mueren sin conocer las leyes de Dios en la tierra. La ley de la expiación cumple la demanda de la ley de la justicia, mediante el derramamiento de la sangre de Jesucristo en el monte Getsemaní y la entrega de su vida para resucitar y restaurar la nuestra.
Finalmente la Expiación nos rescata de nuestra caída y condición de mortalidad, nos devuelve la inmortalidad no solo física sino espiritualmente, permitiendo que los que superen la prueba, puedan evitar el infierno, la oscuridad del abismo y recibir grados de gloria de acuerdo al registro de nuestras vidas mortales.
Ahora podemos entender mejor la razón de un universo infinito con millones de sistemas, unos organizados otros por serlo, regido por reinos y cada uno de ellos con sus propias leyes. En él existimos todos los seres espirituales, interactuamos y nos desarrollamos, cada quien a su tiempo, diligencia, perseverancia y deseos de vivir de acuerdo a las leyes que lo rigen. Para lograrlo es necesario aprender, ejercitarnos y conocer las consecuencias de cumplir o no con las leyes, que aun hasta el propio Jesucristo obedece, para que estas puedan responder ante sus buenos deseos de enseñarnos a amarnos los unos a los otros.
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