MARIJUN AVENTURA FAMILIAR FALLIDA.
MARIJUN UN SUEÑO.
AVENTURA EN EL LLANO VENEZOLANO.
ZACARÍAS JELINEK
26-2-21
Introducción:
Esta historia real, está relatada en 18 capítulos, que iré publicando uno a uno, para facilitar su lectura. De esta manera la lectura puede resultar amena, para quienes me han conocido, de acuerdo a su disponibilidad de tiempo y lugar donde se encuentren. Puede resultar interesante, conocer las razones que nos llevaron como matrimonio a embarcarnos en ese maravilloso sueño, que como el Titanic, chocó con un iceberg de chismes, celos, envidias, intrigas soledad y falsas denuncias en tribunales corruptos, que finalmente lo hundió antes de llegar a su destino. Por esta razón utilizo como símbolo del proyecto, lo que fue el logo de la idea original, disipado en medio de un color azulado y blanco, que caracterizó el génesis del sueño y su proyecto.
La historia se inicia en mayo de 1983, cuando decidimos como familia, regresar a Caracas desde Puerto la Cruz. Bello lugar turístico, ubicado al noreste del país, frente al Mar Caribe. Decidimos producto del nefasto viernes negro que marcó el inicio de la inestabilidad política y económica del país, (durante el gobierno del copeyano Luis Herrera Campin), vender todo, para radicarnos en la Argentina, lugar de nacimiento de mi esposa. Listos para viajar y ser relevado como Presidente del Distrito Pto. La Cruz, que agrupaba varias unidades de la Iglesia de Jesucristo SUD al oriente del país, fui contactado para trabajarle a la Iglesia que requería comprar terrenos para construir Centros de reunión o capillas por todo el país. Las condiciones de trabajo no estaban acordes al tipo de vida que con mucho trabajo, habíamos edificado. Teníamos nuestros ahorros y el dinero que habíamos recibido por la venta del negocio de festejos que había desarrollado con mucho éxito mi esposa en Caracas Mary Silvia y el Centro Náutico o Marina Gente de Mar, que habíamos comprado en Pto. La Cruz que se vio severamente afectado por el imprevisto 1er control de cambio en democracia. Con estos recursos sembraríamos las bases para consolidar nuestra permanencia en ese país del sur, que ya conocía y me atraía, para tirar nuevamente anclas. Con la inconformidad de Marisa mi esposa, acepté trabajar un año en las oficinas del Obispado Presidente de la Iglesia de Jesucristo, para organizar el departamento de Bienes Raíces. Podíamos sostenernos pese al bajo salario que recibiría, por tratarse de una organización sin fines de lucro, pero en lo personal sentía gozo, trabajar para Jesucristo y contribuir al establecimiento de su reino y evangelio en mi país. Para esa difícil decisión, conté con el apoyo de Marisa, que por su talento y habilidades, ya había trabajado entre las hermanas de la iglesia con mucho éxito.
Nunca imagine, que nuestra aventura iniciada en mayo de ese año, cuando acepte el cargo que me fue propuesto, me llevaría a enfrentar una oposición tenaz del adversario en la propia iglesia de Jesucristo. Desconocía que el reto que asumía iba mucho más allá que solo comprar terrenos. Pese a la muy dura e inesperada prueba por la que tuvimos que pasar, que acabó destruyendo mi matrimonio y familia, pude en lo personal fortalecer mi testimonio y lealtad incondicional a mi SEÑOR JESUCRISTO, a quien siempre he amado desde que vine a este planeta para aprender y desarrollarme en las cosas espirituales. Siempre he considerado la oposición como algo necesario para poder elegir y autogobernarnos, teniendo la bendición de conocer las cosas materiales, temporales, para continuar nuestro desarrollo personal.
No siendo el tema de este relato mi aventura eclesiástica, me concentraré sólo en la aventura del llano. Por ello omito en lo posible, referirme a mi experiencia como empleado, líder en la Iglesia en Caracas desde 1983 hasta 1992 y como contratista, ASTUTAMENTE entrampado durante un largo proceso contencioso administrativo, viciado y cargado de muy mala fe, entre 1993 hasta el año 2000.
ÍNDICE.
Capítulos
1. MARIJUN UN SUEÑO PARA EL RETIRO
2. BÚSQUEDA DEL LUGAR
3. CONSTRUCCIÓN LA CASONA COLONIAL
4. NATURALEZA DEL LUGAR.
5. FAMILIAS MORMONAS
6. PERSONAJES.
7. LA JOVEN Y LA VIEJA YEGUA.
8. ANILLOS DE SEGURIDAD
9. MASCOTAS Y ANIMALES.
10. LA COOPERATIVA.
11. TRABAJO-SACRIFICIO- LUCHA INFLACIÓN.
12. FE EN EL PROCESO REVOLUCIONARIO.
13. INTRUSOS E INVASORES.
14. EXPERIENCIAS ANECDÓTICAS.
15. FINANCIAMIENTO TURÍSTICO.
16. CONFLICTO MATRIMONIAL.DENUNCIA PENAL.
17. EL DIVORCIO
18. MILENIO-RESURRECCIÓN-REENCUENTRO.
CAPITULO 1
MARIJUN UN SUEÑO PARA EL RETIRO.
Marijun es la abreviatura de Mari por Marisa mi esposa y Jun por Junior, para diferenciarme de mi padre, que también se llamaba Félix. Marisa fue una activista universitaria del partido comunista Argentino en la época de la dictadura militar de los generales Ongania y Videla, en la segunda parte de la década de los años 60. Fue apresada durante una redada policial y gracias a un importante contacto de su madre con un abogado ex alumno, que trabajaba para el gobierno militar, su hija no fue ingresada oficialmente como detenida. Fue puesta en libertad, con la condición de salir inmediatamente del país antes de cumplirse 24 horas, o sería de nuevo capturada. Seguramente seguiría el mismo fin de las mujeres de la izquierda que eran llevadas al centro de tortura y desapariciones, que tenía la inteligencia militar en la ciudad de la Plata, donde fue capturada con otros activistas. Con 50 dólares llego al día siguiente de su liberación presurosa por tierra a Chile, al puerto de Valparaíso, donde a las semanas se embarcó en un barco mercante Italiano, llamado Donizetti, desembarcando en la Guaira puerto en Venezuela. Comenzó a trabajar en la Universidad Central de Venezuela en la facultad de Agronomía, en el departamento de publicaciones en Maracay. Marisa viajó a Caracas en 1968 durante un fin de semana y allí coincidimos en una despedida frente al mar, cantando y tocando cuatro que organizó un amigo, al enterarse que me marchaba de Venezuela para seguir estudiando y residenciarse en los EEUU. Nos conocimos más en ese fin de semana en la Colonia Tovar y una semana después viajamos con nuestro amigo y su novia a Mérida. En poco tiempo decidimos casarnos, para organizar una familia en Venezuela. De mutuo acuerdo decidimos dejar sin efecto nuestros proyectos personales de regresar ella a su país Argentina y el mío de viajar a los EEUU, donde tenía una bella y muy aplicada estudiante de medicina como novia de origen cubano, que me esperaba para acompañarme en el viaje a la Universidad donde ya estaba inscrito, ubicada en el estado de Vermont en la frontera norte de los EEUU con el Canadá. Curiosamente me hospedaría muy cerca de donde años después, supe que había nacido el profeta José Smith en Sharon en el estado de Vermont. Para el momento de mis trámites académicos y no siendo miembro de la Iglesia de Jesucristo, años después supe, que la tierra de mi país Venezuela había sido dedicada para restaurar el evangelio en 0ctubre de 1966. Pocos meses antes de recibir mi notificación de ingreso a la Universidad en Vermont. Otra curiosidad en mi vida, es que la dedicación del primer templo en Venezuela se efectuó en el año 2000, 34 años después de abrirse Venezuela a la predicación del evangelio restaurado. Coincidió esta fecha con mi total inactividad en la Iglesia producto del cierre financiero administrativo de la Iglesia sobre mi lamentable caso, dejando sin efecto el allanar la parte ministrativa, que aún se mantiene pendiente.
Lugar de inicio de la aventura.
Parte de CARACAS. Después de 20 años de casados, decidimos empezar a buscar un refugio para vivir ante la segura llegada de la tercera edad. Durante este tiempo procreamos dos hijos, Eloísa y Nicolás que se mantuvieron distantes de nuestro proyecto de retiro, por sus preferencias citadinas y planes, que como jóvenes, eran muy diferentes a la de dos viejos en proceso de jubilación. Ambos teníamos el conocimiento, la fortaleza física y los ahorros, para iniciar el proyecto de retiro, para captar la actividad turística relacionada con la riqueza natural y ecológica de la zona. Esto nos garantizaría el poder vivir de manera autosuficiente, promocionando la POSADA MARIJUN, atendiendo visitantes extranjeros interesados en convivir con la naturaleza y conocer la fauna de nuestro llano venezolano. Fuimos visitados por una conocida y exitosa promotora del turismo venezolano Elizabet Klein, norteamericana de gran respeto y trayectoria en Venezuela, quien nos alentó a seguir adelante, luego de su entrevista, cuando visitó el lugar en los inicios del proyecto, considerando que sería único en esa región del llano venezolano por todo lo que ofrecería. Paz, descanso, belleza natural, esparcimiento, estudios ecológicos y lo más importante una atención personalizada por sus dueños. El proyecto incluía ser promocionado desde los EEUU en Miami, donde se había residenciado nuestra hija con su esposo.
Pensábamos alejarnos de la ciudad, con su ruido permanente, la inseguridad, la materialidad existente en todas las cosas, la intolerancia en la vida social, la competencia para sobrevivir, el color gris del smog contaminando los amaneceres, los múltiples fríos y apagados colores todos artificiales dispersos por toda la ciudad, el negro y caliente asfalto en las avenidas y calles, la impaciencia por la falta de tiempo tanto de transeúntes como conductores, estimulados por la enorme contaminación del plomo en el ambiente, producto de los gases venenosos de la gasolina que diariamente los autos emanan. Estos se observan al amanecer con un color azulado plomizo, cuando quedan atrapados en el hermoso valle donde habitaban los indios Caracas, antes de la conquista española. Valle cercado por altas montañas de hasta 2.700 mts de altura, de tupida vegetación. Una hermosa pero agitada ciudad como todas las otras, donde los habitantes se dirigen creyendo ser libres a sus lugares de trabajo, nerviosos para cumplir con los estrictos horarios de trabajo, inventando excusas por llegar tarde; algunos para cumplir con largas reuniones y citas muchas improductivas. Los habitantes de las ciudades, se acostumbran a la deshumanización y la frialdad que se manifiesta en todas las cosas, donde participa o actúa el hombre, con sus etiquetas de marcas y consumidores, para relacionarse y sacar provecho los unos de los otros.
Nos unía a ese proyecto que pensamos como algo familiar, aunque solos y sin apoyo, "que no fuera el pagando", el amor por la naturaleza y sobre todo hacia los animales. También pensábamos tener un lugar donde nuestras respectivas madres ancianas, pudieran descansar y los futuros nietos de nuestros hijos tuvieran un lugar donde quedarse con sus abuelas y bisabuelas en vacaciones.
CARACAS. Es una ciudad ubicada en una zona altamente sísmica, donde periódicamente han ocurrido terremotos de gran intensidad, con ciclos cada 70 años promedios, que han ocasionado mucha destrucción y muertes. Con la experiencia del terremoto grado 7.5 con una duración de unos 32 segundos, ocurrido en Julio del año 1967 en Caracas, considerábamos que para lograr la tranquilidad que buscábamos, tendríamos que comprar en un lugar donde esa posibilidad se viera reducida sustancialmente. La zona de Guárico reunía esa condición, por encontrarse distante de las fallas geológicas de la cordillera de la costa y del macizo andino. El terreno del llano, es del tipo arcilloso muy compacto, absorbe en un mayor grado, las ondas expansivas que originan los movimientos telúricos, por los cual las ondas sísmicas se disipan, distribuyen y aplanan más rápidamente.
Tristemente también buscábamos estar lejos de una pequeña parte de nuestro círculo familiar más cercano, donde se actuaba de manera interesada, en contra de la necesaria igualdad patrimonial que debe existir entre hermanos a la muerte de sus padres. Los intereses personales incorporados por terceros, predominaban en algunas acciones individuales de la familia, para obtener provecho de espacios comunes en perjuicio de la justa y necesaria igualdad. Esto fue motivo de mañas legales, alejamiento desavenencias, disgustos, reclamos mutuos, surgiendo denuncias y citaciones antes las autoridades competentes. En fin consideramos que nuestro tiempo en la ciudad estaba por terminar y había llegado el momento de poner en práctica nuestro plan de establecernos en un lugar alejado de Caracas que habíamos aceptado voluntariamente vivir y desarrollar nuestra familia. Conocíamos muy bien la recomendación del profeta de la Iglesia de trabajar en la autosuficiencia ante los tiempos que se avecinaba en el mundo. Por esta razón hubo un grupo de miembros que se interesaron en comprar en el sitio que finalmente escogimos para desarrollar nuestro sueño.
Las ciudades tienen sus atractivos, todos con una finalidad consumista o del disfrute de buenos servicios que deben ser pagados. Por ejemplo: además del trabajo, era indispensable disponer de servicios de salud confiables, escuela para educar a nuestros hijos y lugares de distracción. Habíamos trabajado para tratar de vivir de nuestros ahorros sin problemas, contratando el servicio pesado, propios de una finca, con gente del lugar. Pero la realidad fue otra y con el apoyo de mi esposa solos, tuvimos que asumir por largas temporadas con más de 60 años, todo el pesado trabajo de fundar una propiedad partiendo de la tierra, seca, árida y sin vegetación, como lo hicieron los pioneros de la Iglesia de Jesucristo de los SUD, cuando fueron expulsados de la ciudad de Nauvoo que construyeron a orillas del río Misisipi en el estado de Illinois- EEUU. Obviamente la fertilidad de ese lugar entre los estados de Misuri e Illinois, no era el mismo de nuestro llano, seco muy caliente, tierra arcillosa y ácida. Esto exigía de ambos un mayor esfuerzo físico que a nuestra edad pesaba mucho, pero aceptamos el desgaste que terminó pasándome en mi caso factura. Dos operaciones de cáncer de piel, desprendimiento de retina y una hernia inguinal, son huellas en mi cuerpo de lo duro del trabajo en el llano.
Pensábamos que lejos de la civilización de las enfermedades sociales del orgullo y profundo egoísmo sembrado en el hombre, de las ciudades, podríamos alcanzar la paz y la convivencia necesaria con la naturaleza, para iniciar nuestro proyecto de establecer un pequeño reino para encontrarnos más con nuestro Creador, leer, escribir, pensar, disfrutar de la compañía de nuestras mascotas, y poco a poco deslastrarnos de la contaminación que traíamos como seres con una cultura y formación citadinas, teniendo más tiempo para cultivar la autosuficiencia y nuestra espiritualidad. Mi esposa Marisa era una mujer muy capaz, autosuficiente y siempre decidida a enfrentar los retos por difíciles que estos fueran.
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