CAPITULO 9 ENTRAMPADO CAURIMARE. SOLICITUD DE AYUDA.
CAPITULO 9.
CARTAS SOLICITANDO AYUDA A LÍDERES Y AUTORIDADES GENERALES
1. Carta al Elder Didier. El 3 de abril del 94, le dirijo explicándole mí difícil situación solicitando su ayuda. En esa carta SOS, le planteaba, la posibilidad de que me recomendara para trasladarme a la Argentina o a otra área, para iniciar una vida nueva y complacer a mi esposa ante mis equivocaciones, duramente criticadas por ella. Como siempre dispuesto a ayudar, el Elder Didier desde su alejado lugar de trabajo, acusa recibo de mi carta y me responde haber enviado mi solicitud al Director de asuntos temporales de la Iglesia en la Argentina.
Respuesta. El 8 de Junio-94, recibo carta de Kay W. Briggs para ese entonces el Dta.,en la Argentina, acusando recibo de la muy buena recomendación que había recibido de mi persona, por parte del Elder Didier. Agrega al final que no tiene ningún puesto vacante y que existía una lista de aspirantes en ese país, esperando.
2. Carta al Elder Jensen nueva Presidencia del Área. (Según acuerdo con el Elder Bradfort).
Me dirigí entonces al nuevo presidente del área Sudamérica norte y el 16 de Junio-94 fecha de mí cumpleaños, número 51, recibí carta del Presidente Jay Jensen donde me indicaba que remitía mí solicitud de trabajo al Dta., Osiris Cabral, quien había reemplazado al DTA Kradolfer en el área Sudamérica norte. Finalizaba su carta, con los acostumbrados saludos protocolares y reconociendo mis cualidades, tanto de líder como profesionales, que había puesto al servicio de la obra y nada más. En definitiva la burocracia y el protocolo se imponía ante la necesidad espiritual de un miembro y su familia, que habían demostrado lealtad al Señor. La empresa de Dios se continuaba manejando con los mismos criterios de una transnacional o multinacional del mundo. Kradolfel, "milagrosamente" era transferido y mejorado a otro lejano lugar, dejando a atrás una verdadera tormenta de polvo con su paso por el área, al menos en el caso Jelinek y su familia.
Respuesta. El 22 de Junio-94, el Hno. Cabral, Dta del Area contesta mí solicitud indicándome, que procedimientos, e instrucciones internas, impiden dar una respuesta favorable a mi solicitud y finaliza agradeciendo la labor que habíamos realizado juntos entre 1985 y 1988 en Caracas Venezuela. Se me niega la posibilidad del regreso al trabajo en las oficinas temporales tanto en Venezuela como en otro país. Desconocía cuales eran esas instrucciones internas, que impedían ser ayudado, pero sin duda existían dos calificaciones prefabricadas internamente dentro de la Iglesia. 1. El DESPEDIDO LABORAL 2. Y LA DESCALIFICACIÓN COMO CONTRATISTA. Luego lo pude comprobar, cuando tuve conocimiento del falso expediente en mi contra donde se completaba 3. Mi descalificación profesional y como persona conflictivay que más adelanto menciono punto por punto.
3. Carta al Obispado Presidente, Solicitando su intervención.
El 30-7-94 mediante detallada carta, me dirijo al obispado Presidente en SALT Lake City Utah solicitando se abra una investigación. Informaba detalladamente de todo lo que había sucedido y como había sido víctima de una vil maniobra en las oficinas administrativas de Venezuela que dependen de ellos.
Respuesta. El 15 de noviembre-94, recibo respuesta del Presidente Merril J. Bateman, H. David Burton, Richard C. Edgley, donde me informan que estos asuntos con "tantos detalles", tienen que ser manejados y conocidos por la autoridad eclesiástica del área correspondiente y remiten el caso al Presidente Jay Jensen en el área Sudamérica Norte, prometiéndome que recibiría una respuesta a mí solicitud de investigación. RESPUESTA QUE NUNCA RECIBI. La burocracia dominaba e invadía y no dejaba espacio para la espiritualidad y la inspiración y para recordar quienes somos y para que estamos aquí en este tiempo. D.C. 138: 53-57. Resumo espíritus preparados para obrar en su viña.
4. Solicito nueva intervención Presidente Quórum de elderes y Obispo en Venezuela.
Con la seguridad que no podrían hacer nada, dado el poder e influencia de los involucrados, pero para dar cumplimiento al proceso muy bien definido en los manuales generales de la iglesia, me entreviste con el muy buen Hno. Delmer Castañeda Presidente del quórum del barrio al cual asistía. Después de escucharme, me remite al obispo del barrio al cual asistía Paolo Russitti.
Respuesta. Mi Obispo sorprendido de lo que sucede conmigo y mi familia me remitió a su vez, al Presidente de la Estaca Caracas Rafael Pino, que conocía muy bien el caso y había firmado el cierre legal. Este último se desempeñaba como el nuevo Gerente Regional de las oficinas administrativas y Director de la Iglesia. Luego de la entrevista con el Presidente Pino, este me dijo que no existía veto alguno en contra de mí persona. Sin duda su condición de ser el nuevo gerente en reemplazo de Uboldi, lo comprometía. Me remite finalmente a su vez a la oficina del Área en Quito-Ecuador. El Pte de mi quórum del barrio, Hno Castañeda, se presentó a los pocos días, con la maleta de su carro llena alimentos enlatados, para ayudarme con la alimentación de la familia. Delmer siempre me dio la mano y posteriormente, me contrato para asesorarlo en sus empresas, lo cual mitigo las necesidades de ingresos que teníamos como familia durante un tiempo..
5. Solicito directamente trabajo al DTA., O. Cabral. Ante este argumento, (ningún veto en mi contra) confirmado por el presidente de la estaca, escribo personalmente al DTA., Osiris Cabral con fecha 24-9-95, solicitándole una entrevista en Caracas, durante su próxima visita de rutina. Nos reunimos en Marzo-96 en el Hotel Tamanaco y hablamos largamente de la actuación de Kradolfer. Pude sentir que cobraba fuerza ese dicho popular que dice "que entre bomberos no se pisan las mangueras". Cabral quien tenia que agradecerle seguramente su ascenso a Kradolfel. Escucho, calló y prometió darme una respuesta escrita. Se marcho, dejándome sumido en la misma necesidad y en la misma incertidumbre, por la cual el había pasado.
Segunda respuesta. Con fecha 22 de mayo-96 recibo carta nuevamente de Osiris Cabral, ratificando su anterior carta y negándome nuevamente una oportunidad de trabajo, sin explicar claramente las razones, sino invocando las mismas políticas que habían sido violadas y pisoteadas dentro de las oficinas en mi contra. Ahora estas políticas que eran violadas, ahora eran enarboladas casi sagradamente, negándome una oportunidad de trabajo, que tanto necesitaba para mantener a mi familia. Sentí una profunda decepción. No solo me sentía abandonado en mi batalla, sino traicionado por mis amigos y hermanos en la iglesia, con los cuales supuestamente compartíamos los mismos ideales.
Solicito intervención al apóstol Richard Scott.
Ante la difícil situación por la cual atravesaba con mi familia y siempre con la firma esperanza de que al final se impondría la verdad y la justicia, para rescatar el testimonio que se perdía de mi familia y con absoluta confianza en las autoridades generales de la iglesia pero sobre todo de un apóstol, escribí una larga carta de fecha 4 de agosto de 1996 al elder Richard Scott miembro del consejo de los doce apóstoles, quien además de hablar perfectamente el español, programaba una visita a Venezuela en el mes de septiembre de ese año. En dicha carta, le explicaba lo que estaba sucediendo en nuestra familia. Le alertaba que las cosas no estaban bien en Venezuela y que sucedían hechos contrarios a lo que predicábamos en el nombre de Cristo. Para asegurarme que la carta le llegara a sus manos, la envié utilizando los servicios de la empresa DHL, cuya guía aérea No. 6574183604 aun conservo. NO RECIBI RESPUESTA alguna del Elder Scott.
1. Solicito entrevista con el Presidente de la Iglesia Gordón Hinckey.
Con fecha 18 de Diciembre de 1996 y después de haber agotado todas las instancias eclesiásticas tanto en Venezuela como en la Presidencia del Area Sudamérica norte, de la cual dependíamos, y haber acudido a la Oficina del Obispado Presidente, en Salt lake City, sin que se abriera investigación alguna y se practicara una especie de Ping Pong con nuestras angustias, agobios y sufrimientos familiares, escribí carta al Presidente y Profeta de la Iglesia, como un esfuerzo final, buscando directamente al representante de Dios y de su hijo Jesucristo, para los cuales realmente había trabajado. En esa muy sentida carta, le solicitaba me concediera una entrevista personal, viajando a su encuentro. En dicha carta nuevamente alerte, que las cosas no estaban bien en la Sion de Venezuela. Explicaba en esa carta al profeta, que los asuntos y los manejos de la Iglesia en esta parte del mundo, no seguían los principios que predicábamos y explicaba muy brevemente sobre la muy difícil situación espiritual de mi familia, que se sentía defraudada y traicionada. Espere ansiosamente y con mucha seguridad una respuesta, con fe en su capacidad para discernir, en la revelación, en las oraciones que diariamente hacia y en su condición de profeta vidente y revelador. Esperaba una simple llamada de alguien de la primera presidencia, acusando recibo de la solicitud y nada ocurrió.
NUNCA RECIBI RESPUESTA A MI SOLICITUD. Finalmente fui totalmente ignorado. Obviamente algo oculto existía y debía averiguarlo.
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