LA SANTA CENA
NOS LLENA DE PODER ESPIRITUAL.
Félix A. Jelinek Maldonado
20-10-18
Revisado el 24-1-2020.
La oración de la SANTA CENA, no es un simple modelo a repetir, es una clara instrucción para mantener integrados a sus hermanos espirituales en su plan de redención y santificación dictada por el propio JESUCRISTO, señalada en la BIBLIA en el viejo mundo, en el LIBRO DE MORMÓN en las Américas y EN DOCTRINAS Y CONVENIOS para esta última dispensación. Se puede observar claramente, que la instrucción del SEÑOR, ocurrió en tres épocas diferentes. 1. Durante la ministración de JESUCRISTO en JUDEA. 2. Durante su visita resucitado a las AMERICAS. 3. En la Restauración del Evangelio en esta última dispensación.
¿Por qué reviste tanta importancia esta ORDENANZA claramente REAFIRMADA?
Al leerla y escudriñarla este último año de mi vida, he sentido la clara impresión por el Espíritu, que existen claras enseñanzas que en lo personal, he pasado por alto en mis 47 años como miembro y algunas veces como líder de la Iglesia. Oración que he escuchado y participado unas 300 de veces durante mi vida como miembro de la Iglesia de Jesucristo de los SUD..
1. la oración es un recordatorio del Sacrificio Expiatorio de JESUCRISTO, como nuestro Salvador, y redentor en la cual se nos invita a recordarle siempre.
2. La oración refleja la condición humana que tuvo el SEÑOR, durante su ministración, para poder sentir, sufrir y padecer todas las vicisitudes y experiencias por las cuales tenemos que pasar los humanos en nuestro aprendizaje, sanación y purificación en la tierra.
3. La oración señala, que el propio JESUCRISTO la dicto palabra por palabra y no utilizo su nombre en primera persona. Se refiere en la oración, que todo su sacrificio es para glorificar solo a nuestro PADRE CELESTIAL, recordarle y darles gracias manifestando humildad, mansedumbre y obediencia. Debemos recordar que muy diferente fue la actitud de Satanás en el concilio de los cielos, donde reclamo la gloria y los méritos para El, razón por la cual nuestro PADRE decidió llamar a JEHOVA, como el MESIAS o el CRISTO UNGIDO para venir a la tierra.
4. La oración señala que debemos los que participamos de la ordenanza como Santos, TESTIFICAR a nuestro PADRE ETERNO, que reconocemos, entendemos, aceptamos y seguimos a JESUCRISTO su hijo AMADO como nuestro único SALVADOR y REDENTOR. Esta verdad acompañada de un profundo recuerdo, por su calvario y expiación de nuestros pecados, debe ser sentida y expresada por quienes asisten el primer domingo de cada mes a la Capilla y tienen la oportunidad durante el tiempo de los testimonios de expresar esta maravillosa verdad, para mantener el ESPIRITU DE JESUCRISTO con nosotros, en estos tiempos tan difíciles. LOS TRES ESPIRITUS DISTINTOS DE LA SANTA TRINIDAD DE DIOSES UNIDOS Y SU RELACIÓN CON NOSOTROS.
- EL ESPIRITU DE DIOS. Nos da la vida eterna. Como sus hijos creados y organizados a la imagen y semejanza de Dios el Padre, nuestro espíritu está conformado por su propia sustancia organizadora, multiplicadora de la vida espiritual; por lo tanto sabemos de dónde venimos y que su espíritu y cuerpo PERFECTO, estuvo en el cuerpo inmaculado de nuestros padres terrenales en el Edén. La caída genero cambios tanto espirituales como físicos. Por ello el Padre activo los espíritus de dos de sus hijos, para protegernos del poder espiritual de su hijo rebeldes Satanás, que también fue enviado a esta tierra, luego de la caída de nuestros Padres.
- EL ESPIRITU SANTO. Es el Puente vinculante entre el mundo espiritual y el terrenal que nos nutre del conocimiento del Padre. Nos ayuda a regresar a la presencia de nuestro Padre. Se le entregó la mayordomía la cual acepto, de venir a la tierra sin tomar un cuerpo físico, manteniéndose solo como espíritu para interactuar con su poder sobre los espíritus de sus hermanos espirituales caídos. Su responsabilidad consiste en ser reconocido e influir para que el amor del Padre y su hijo Jehová, estén al alcance de los espíritus con recuerdos y deseos de reconocer y regresar a la presencia de DIOS el Padre en sus vidas. Arrepentidos y bautizados recibirían el Don del Espíritu Santo, que les asegura su influencia y poder de manera constante, para ser guiados a la presencia de Jesús el redentor, quien finalmente nos regresara a la presencia del Padre. Para ello es necesario limpiar primero nuestra alma caída.
- EL ESPIRITU DE JESUCRISTO. Nos da testimonio del Padre. Estando nuestro cuerpo físico en una situación caída, DIOS delego en Jehová la misión de ser el salvador o rescatador de sus hijos espirituales alejados. Por esta razón tomo un cuerpo físico, padeció y sufrió por nosotros, hasta entregar su vida en sacrificio para rescatarnos del estado caído. Al morir su cuerpo físico y espiritual ya resucitado se trasladó a los cielos, para que sus hermanos en la tierra sin ser compelidos o mandados por su presencia, pudieran ser probados en todas las cosas. Al partir se reactivó la presencia del poder y el Don del Espíritu Santo, hasta que regrese nuevamente a la tierra a terminar con su misión. Dejo mediante la ordenanza de la Santa Cena la posibilidad de que la influencia de su espíritu este siempre con nosotros. Esto nos permite fortalecer nuestra capacidad espiritual de discernir lo que está bien o mal, recordar siempre el conocimiento recibido y cual camino debemos seguir cada vez que somos tentados, probados o se nos presentan conflictos para tomar decisiones con consecuencias espirituales eternas. En el libro de mormón 3 Nefi18: 7, 11 Jesucristo resucitado instruyo a los Nefitas sobre la Santa Cena. Allí les prometió que si cumplían los mandamientos SU ESPIRITU ESTARIA CON ELLOS. Obviamente como tres seres independientes unidos en un solo propósito, pueden con su poder e influencia influir en nuestro espíritu y prepararnos para conocer los misterios de DIOS, que solo son falta de conocimiento.
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