Yomar. Capitulo 2 Padres Juanote-Lucinda.
Más prendido que vela puesta en la ventana del rancho que dejaba abierta para que entrara la brisa, un domingo para lunes, pasada la medianoche, Juanote regresaba con el tuerto a su casa a paso de caballo lentamente y sin hacer ruido. Hablaba con su fiel compañero el tuerto, que siempre le esperaba amarrado en el Samán del bar de Antonio. Juanote estaba preocupado porque se había quedado sin real y había gastado lo que le había dado Lucinda para los víveres, el jabón azul las llaves para lavar la ropa. Sin querer llegar, pero recordando que era el capataz, se puso a silbar. (Costumbre llanera cuando existe preocupación o duda.) El tuerto avanzaba por la trocha bajo una tenue lluvia que mantenía el poncho de Juanote mojado. El tuerto se puso nervioso y no quería avanzar. Juanote lo tenía que apurar tocándolo fuertemente su vientre con sus botas para que no se detuviera. Viéndole las orejas que se movían para todos lados, por su falta de vista en un ojo, le dijo: Que te pasa viejo, anda el silbón por aquí? El tuerto resoplo como contestando, que había algo raro adelante. Luego de unos minutos, Juanote vio a lo lejos parado a la orilla del camino la figura de un hombre alto cubierto con un poncho negro y la cabeza tapada con un enorme sombrero de ala ancha, encajado hasta los ojos, que le hizo señas que parara. Pese a las copas que tenía, Juanote, lampareado por lo que veía, se puso atento y saco un machete afilado por los dos lados, ya bautizado varias veces regalo de su padre que llevaba enfundado. Lo escondió bajo su poncho mojado por la pertinaz lluvia que no paraba. Paro unos metros antes la cabalgadura y escucho que le decían ¡JUANOTE TE ESTABA ESPERANDO! A lo cual Juanote contesto repreguntando ¿para qué Soy bueno amigo y cuál es su nombre? El hombre con la cara oculta se le acerco y Juanote hizo retroceder al Tuerto algo asustado, pero retenido por las bridas. Alerta con el machete oculto que tenía en su mano zurda y la otra sosteniendo firmemente la brida del caballo, estaba listo para darle un machetazo al desconocido, al primer movimiento extraño. Este le dijo: No tenga miedo amigo Soy Satanás el amigo de Florentino y le traigo un mensaje de Lucinda su mujer… y cuál es el mensaje… pregunto Juanote,? Que no regrese a su casa y menos sin haber hecho los mandados, porque lo espera con la vera de guayaba amansada, que usted bien conoce Juanote se quedó pensativo un momento y entrando en confianza, le replicó: Yo no le tengo miedo a nada, conozco muy bien a Florentino que sigue vivo, pese al encuentro que tuvo con Usted. Agrego: "amigo diablo lo invito a regresar y tomarnos unas cervezas en el bar de Antonio", que aunque cerrado, si le tocamos la ventana, nos las vende por ser buen cliente y mejor pagador. El Diablo lanzo un largo y profundo silbido, poniéndose los dedos en los labios, que puso en mayor alerta a Juanote, que de inmediato saco el machete debajo del poncho y dijo: ¡cuidado con una vaina amigo diablo! Quedo en silencio y vio que tras unos matorrales aparecía un imponente caballo negro, donde de un salto se montó el diablo; sin mostrar la cara. Le dijo: "amigo JUANOTE, a pesar de estar más prendido que una vela, estas mosca": Lo sigo,… usted conoce muy bien el camino y sabe mucho de culebras y cascabeles que salen de noche. Juanote se le puso al lado y le contesto, ¡amigo diablo, yo brindo pero usted paga las cervezas, porque me quede limpio y endeudado con Antonio". El Diablo lo miro con una mirada centellante que alarmo al tuerto, que estaba incómodo y corcoveaba con la presencia del enorme caballo negro que extrañamente se le arrimaba y le dijo: que invitación más chimba Juanote yo nunca cargo dinero, así que siga usted su camino, que Yo seguiré el mío, buscando borrachos amanecidos caídos de sus caballos, cosa que no sucedió con Usted, jajaja. Ese caballo tuerto lo conoce bien Juanote y no lo dejo caer. Juanote le pregunto ¿Dónde vive que nunca lo he visto antes por estos lares? El diablo respondió: "en el palo de los horcados", pero el verdadero nombre es el Infierno. Agrego así lo llaman mis enemigos, porque allí llevo a mis clientes y los dos días ya despejados de sus borracheros y endeudados conmigo, se cuelgan de una mata de Jabillo que hay frente a la casa. Juanote picando espuelas y fueteando al tuerto expreso "ave maría purísima" y a galope tendido siguió su camino para encontrarse con su Lucinda, cuyos cascabeles ya se oían a la distancia. El tuerto apresuro el paso incontenible, muerto de hambre y de sed. Esos viajecitos de fines de semana y que para regresar el mismo día o al amanecer, eran pura paja de su amo Juanote, que lo dejaba amarrado del árbol de Samán, donde afortunadamente con los otros caballos dormían parados. Todos relojeaban a la potra blanca que tanto le gustaba y trataba de arrimarsele. El problema era que a los otros machos también le gustaba y Juanote lo amarraba corto, para asegurarse que no se peleara, se volara y lo dejara guindando sin cabalgadura. Juanote vio a la distancia la perra de color negro de la casa que llamaba PANTERA que lo esperaba meneando la cola sin cesar. Sin duda Juanote era esperado por su cascabel Lucinda, pero tenía que enfrentarla en silencio evitando que los cascabeles los sonara con más fuerza. Traía en la alforja para minimizar los daños, un panal de miel que había encontrado entre unos peñascos y una caja de fósforos, muy preciados en el llano, pero sin las velas. Entro por la puerta medio abierta por Lucinda ya avisada por pantera y sintió un fuetazo contra el piso, que le erizo la piel, escuchando ¿Juan cual es la cotorra que traes en el buche esta vez?...
Juanote tuvo con Lucinda 6 hijos y engendro su primera hija que llamo YOMAR, luego de haber nacido tres varones en fila. Le antepuso el Yo para dejar claro que era el padre de la niña, y le agrego mar por Margarita, no por alguna novia, sino como recuerdo por su antepasado Juan Guevara conquistador español, que se casó con Juana Rojas que se instalaron en esa bella isla del Caribe. Juana era una de las 6 hijas del conquistador español, que prácticamente poblaron con sus descendientes la Isla de Cubagua, Margarita y las costas del Estado Sucre, entre el 1600 y el 1800. Los ñeros así llamados por naturales de la isla, eran altos flacos blanco de origen canario de España Aun se ven raramente en la Isla y vienen de esa gran estirpe fundadora de venezolanos, trabajadores por las hermanas Rojas Guevara.
Más adelante existe un capitulo que se denomina el REENCUENTRO CON EL VIEJO PROTECTOR. Tiene algo que ver con los antepasados de Juan Bautista y Yomar en la isla de Margarita y su descendencia con los Martinez Maldonado, parientes del autor de esta historia que llegaron a Venezuela por la misma fecha.
No existe la casualidad, sino compromisos y convenios espirituales efectuados en nuestra vida pre mortal que algunos cumplen y otros no. Este relato une a las familias con la ayuda del espíritu de Elías, que algunos pocos conocen con el trabajo genealógico que los parientes realizan en esta tierra para unir la historia de las familias. Los Guevara Maldonado, están emparentados con los Bolívar padre del Libertador Simón Bolívar.
Yomar era una niña bella larga como una culebra al nacer, de poco peso, pequeños ojos y pelo abundante, muy flaca, lo cual le ocasiono años más tarde, que le pusieran el apodo o sobre nombre de SUSPIRITO DE CULEBRA, cuando Lucinda se mudó al pueblo para que sus hijos fueron educados. Allí en ese pueblo que llamaban El encierro, donde el cura del pueblo era hermano de Antonio el gallego dueño del bar la Mariposa nocturna, (nombre del registro legal para vender licor que tenía el negocio). Nombre que para nada les gustaba a los llaneros supersticiosos, que lo consideraban de mal agüero. Ellos preferían llamarlo la Paraulata, como recuerdo de la bella llanera que cantaba fino y melodioso, para atraer a los clientes, cuando iban llegando con sus cabalgaduras. La paraulata llanera, se la llevo un árabe vendedor de telas, que andaba en burro y más nunca se supo de ella. Unos dicen que tuvo un hijo con el árabe que llamaban el turco. Cuentan que el niño se le murió y se convirtió en la famosa Sayona, que por las noches se les aparecía a los viajeros, escuchandola llorar por los caminos llamando a su hijo.
Yomar en el pueblo el Encierro, comenzó a ser acosada y a sufrir con lo que hoy en la ciudad se conoce como bullyns. En una oportunidad Yomar durante una visita de Juanote para estar con la familia un fin de semana, estando la Mariposa nocturna cerrada por no haber llegado el aguardiente, la cerveza y tampoco había tabaco o chimo, le comento que una niña la molestaba mucho en el colegio; la hacía llorar y nadie la defendía. A lo cual contesto pausadamente Juanote sentado en una silla de vaqueta forrada con cuero de vaca, mirando a Lucinda que lo ignoraba "si en lugar de niña fuera macho yo lo resolvería con su taita, pero esa pajita en el ojo debe sacarla mi Cascabel". Lucinda muy alerta como siempre, escucho el reto desde la cocina donde le preparaba el café al perfumado Juanote y respondió. ¿Muchacha tonta porque no me lo dijo? El mismo Lunes, mato a esa culebra por la cabeza y le traigo la pajita a su papá para que se limpie los dientes. (Expresión popular para resolver conflictos) Exactamente así paso. Luego se supo que Lucinda agarro por las greñas a la mamá de la niña que apodaban la avispa, la zarandeo, en la puerta de la escuela y le dijo: ponle preparo a tu avispita que a mí me conocen como cascabel y Soy la madre de Suspirito de culebra.
Yomar creció con grandes necesidades afectivas, entre sus hermanos varones, un hogar disfuncional, donde los padres Vivian de pelea en pelea cuando se encontraban, situación que ella no comprendía. Todo ese clima de violencia la afectaba profundamente y la hacía llorar en silencio debajo de la cobija, que la hacia sudar copiosamente por el intenso calor del lugar, la falta de ventiladores y mucho menos de aire acondicionado, solo para el uso de los ricos del pueblo. Evitaba ser escuchada por su madre, que le ordenaba callarse, mostrándole amenazadoramente algún chaparro o la vera de palo de guayaba sobada y amansada. Yomar algunas veces corría a la llegada de su padre, buscando su protección, lo cual molestaba sobremanera a su madre, que veía en Juanote más detalles y atenciones con su pequeña hija que con ella. Juanote como buen llanero, consideraba a la mujer como responsable de hacer y servir la comida, lavar la ropa, mantener la limpieza, el orden en la casa, darles comida a las gallinas, alcaravanes, pájaros y hasta un Canaguaro (pequeño felino familia del tigre), con los cuales Juanote se aparecía luego de perderse algunos días y que buscando vacas paridas. Además estaba sobreentendido entre los hombres del llano, que la mujer debía complacer al hombre en sus necesidades personales. Lucinda se comía el cuento, cuando algún peón le hacia la segunda a Juanote, diciéndole delante de Lucinda, "Patron ya cure y encerré a la novilla perdida que usted trajo. Su falta de amor, de expresiones de afecto con detalles para su Lucinda, pero si para Yomar, fueron afectando la relación como pareja, hasta que finalmente se separaron con sus 6 hijos en proceso de crianza entre niños y adolescentes. La recia Lucinda demostró su guáramo y de que palo estaba hecha. Acepto el reto como buena llanera, cumpliendo con el dicho de que el llanero es del tamaño del compromiso que se le presenta. Salió pá-lante con sus hijos sola, pasando el trabajo hereje. Ninguno le salió malo, todos salieron sanos, no santos, pero sin con principios cristianos inculcados por la madre para protegerlos del mundo, lleno de vicios y jóvenes haraganes. Además de criar a sus 6 hijos, hacer las labores de padre y madre, tenía tiempo para predicar la palabra de Jehova con sus hijas a los vecinos, que la respetaban mucho. Las tres muchachas se graduaron en la Universidad, haciéndolo Yomar con honores luego de grandes sacrificios y de haber sido puesta en la puerta de la casa por su madre Lucinda por primera vez, cuando recién cumplía 8 años. Pasaron los años y entre entradas y salidas obligadas por las circunstancias y el fuerte carácter de su madre, esta descubrió que Yomar, que no se bautizó en la Iglesia a la cual acudían, se veía a escondida con un joven que la piropeaba y ese fue el detonante para que se fuera de la casa. Las tres hijas de Lucinda universitarias, se han dedicado a la actividad bancaria y disfrutan de un buen prestigio por su capacidad, bella presencia, espíritu de servicio desinteresado, su condición de jóvenes predicadoras sin sueldo pero con firmes principios inculcados por su madre, que ha sido todo un ejemplo de dignidad, moralidad y dedicación a sus hijos entre su comunidad de vecinos y la iglesia a la cual asiste con disciplina, mucha fe predicando la palabra de Jehová.
¡A PARTIR DE ESTE MOMENTO COMIENZA LA VERDADERA AVENTURA DE YOMAR!
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