Yomar. Capitulo 7. Lucha por su hijo.

YOMAR al salir de su casa se mentalizo que dejaría a su hijo pero volvería con él. Esta vez trabajaría mucho más por lograr sus objetivos y de inmediato comenzó a trabajar en casa de familia, cuidando niños y comportándose como una madre ante la ausencia de la patrona que tenía que trabajar diariamente. Sentimentalmente le era muy duro cuidar a niños, bañarlos, alimentarlos, atenderlos, mientras pensaba en su hijo Pero se mentalizaba que era necesario para lograr sus objetivos. Tan pronto pudo reunir para la inscripción y pagar los trámites necesarios, se inscribió en la Universidad para prepararse y obtener un título como profesional en la administración de empresas. En la casa de su madre Lucinda, estaba limitada a solo atender a sus hermanas que trabajaban y tenía que atenderlas porque en algo la ayudaban con su hijo, pero cuando le comento a su madre que se había inscrito para seguir estudiando, le dijo "YA ES TARDE DEBES YA DEDICARTE A TU HIJO Y AYUDAR A TUS HERMANAS". YOMAR sin objetar se mantenía en silencio pero pensaba que ella veía muchas personas y madres estudiando ¿porque ella no lo podía hacer? Realmente la madre de Yomar no podía decidir por ella y que solo se, dedicara al niño y pagara su error sirviendo en la casa a sus hermanas. YOMAR pensó las limitantes las pone uno mismo, y mantuvo su posición de seguir estudiando en la UniversidadQuería demostrarle a su madre que si podía superarse y estar con su hijo, pero aunque ella hacia lo posible Lucinda lo hacía Imposible.

Yomar vendía al amanecer empanadas en una parada de camioneros. Algunos por ser un pueblo pequeño el Encierro, la conocían como la hija de Juanote y de Lucinda, lo cual era motivo de vergüenza para Lucinda cuando le dijeron que su hija vendia unas buenas empanadas en un parador de la carretera de los llanos. Lucinda pensaba que ese trabajo era una vergüenza para ella y sus hermanas que tenían puestos ejecutivos, pero a YOMAR solo le importaba trabajar y salir adelante. Se paraba a todos los días a las 4 am, llegaba al puesto con una cavita, un termo de café y jugo Natural. Los camioneros se convirtieron en clientes complacidos por la calidad y la higiene de sus productos. Yomar al ver que las ventas mejoraban y rápidamente vendía todo lo que preparaba, empezó a vender arepas y a compra se fueron agregando otras las personas del lugar que le compraban y hacían encargos. Ello la obligo a levantarse más temprano y tener que trabajar más para poder cumplir. Yomar se ganó el respeto y la consideración de muchos, aunque algunos camioneros y ayudantes eran vulgares y le hacían propuestas indecorosas ella mantenía su postura y nunca dio pie a otra cosa que no fuera su objetivo de vender lo que llevaba todos los días. En las oportunidades que había amenaza de lluvia, sus clientes como les llamaba, se ponían de acuerdo para comprarle todo, a la "niña como la llamaban", para que se fuera para su casa y no se mojara. Yomar se sentía muy complacida por esos gestos que tanta falta necesitaba. En una oportunidad empezó a llover, y Yomar no hallaba que hacer. Para su sorpresa sus clientes y amigos que había hecho en el lugar, corrieron tomaron sus cosas y ayudados por Yomar los pusieron bajo un lugar seco a buen resguardo del fuerte aguacero mañanero. Yomar tranquila y también seca, pensaba ¡Si su mama viera eso, seguramente pensaría que habría otro interés oculto y no que eran personas que se hacían solidaria como su trabajo y el esfuerzo diario. Yomar se había ganado el aprecio y el respeto de seres que a juzgar por su aspecto duro por el trabajo en carretera parecían seres extraños, pero en el fondo tenían buenas intenciones y un corazón compasivo al verla tan joven madrugar para ganarse la arepa como dicen en el llano. Lucinda la llamo un día horrorizada, diciéndole que si estaba loca que la habían visto vendiendo empanadas en la carretera en una parada de camioneros. Solo le respondió que estaba trabajando dignamente muy fuerte, para ayudar en la crianza de su hijo, pese a que ella siempre se negaba a toda ayuda que le pudiera ofrecer a su hijo, porque para su madre Lucinda era muy poca cosa. Siempre le respondía que el niño no necesitaba de su ayuda y que se devolviera a su casa. Para ayudar a sus hermanas y en los quehaceres de la casa.

Lucinda siempre le puso trabas a su hija para lograr sus objetivos por el simple hecho de ser madre soltera. Pero Yomar estaba clara, que podía salir adelante en un pueblo a pesar de sus muchas limitaciones, chismes, intrigas y envidias, propias de la gente publerina. Su objetivo era solo trabajar. Aunque el trabajo de las empanadas iba muy bien, la logística era muy pesada y necesitaba tener algo más seguro. Empezó a laborar en una librería y no ganaba mucho. El trabajo lo realizaba parada, era fuerte pero pensó que buscando trabajo en un sitio público, podía relacionarse con otras personas a las cuales les podría entregar su síntesis curricular y encontrar un mejor trabajo.

Lucinda se enteró que trabajaba en una librería y le protesto de manera airada. Ella nunca veía bien lo que hacía Yomar y todo era una crítica que afectaba mucho la relación de Yomar con su madre.

Se mantuvo vendiendo empanadas aproximadamente 5 meses y luego empezó en una librería por sugerencia de una amiga del Instituto Universitario donde había iniciado estudios técnicos en administración. Aunque ganaba menos del salario mínimo, podía cubrir el transporte comprar lo básico para alimentarse, algunas cosas personales y ayudar a su hijo, aunque su madre todo lo rechazaba por el simple hecho de que para ella era poca cosa, aunque para Yomar representaba mucho sacrificio para estirar el poco salario que le pagaban. Yomar conocía que sus ingresos era insuficiente, pero quería demostrarle a su madre que luchaba por su hijo. Trabajaba para no ser una carga y se diera cuenta que no era una inútil, pecadora, destruida por todos, por haber cometido un error en la mayor soledad familiar posible. Juanito su hijo, a pesar de su corta edad y sin entender a los adultos y sus peleas, buscaba a su madre. Yomar, cuando tenía oportunidad le hablaba con ternura, dejaba su orgullo y el espíritu contencioso de lado que encendía siempre Lucinda con sus críticas. Aunque Lucinda no la aceptaba en la casa, ignoraba permanentes recriminaciones y comparaciones que hacían con sus santas hermanas, que estudiaron, que no eran madres solteras, tenían novios formales, asistían a la Iglesia, se vestían bien y tenían buenos y seguros trabajos. Yomar humillada tan pronto aparecía en la puerta de la casa para ver a su hijo, se tragaba su orgullo y todo lo soportaba, solo para poder ver a su hijo Juanito. Yomar con frecuencia salía de la casa de su madre luego de amamantar a su hijo con lágrimas en los ojos por las severas críticas, aun en esos momentos que se compenetraba tanto con su hijo. Algunas palabras subidas de tono muy hirientes que pronunciaba su madre tal vez para lograr que se fuera lo antes posible de su casa, la hacían llorar y hasta gritar atormentada, pero al tener a su hijo entre sus brazos se calmaba. Se preguntaba ¿Que podía hacer ante ese cuadro donde no existía amor de la madre hacia la sufrida hija? La madre de YOMAR hizo creer a alguna gente de la Iglesia, que ante el abandono por Yomar de su hijo, ella y sus otras hijas se hacían cargo del niño. Yomar trato de desmentir esa mentira pero debido a la gran manipulación que existía en su contra los hermanos de la Iglesia cristiana, dejaron de hablarle a YOMAR cuando asistía a la Iglesia, visitaban a Lucinda en su casa o la veían por la calle. Algunos cruzaban de acera para no encontrarse con la mala madre. Poco a poco a YOMAR se le fue endureciendo su corazón, aunque le era muy difícil, porque a pesar de tantas calamidades, Yomar siempre deseaba ayudar a la gente. Ese permanente espíritu de contención generada en el propio seno de su familia, se fueron tornando muy acidas para Yomar, que pese a las dificultades seguía luchando completamente sola sin ningún tipo de apoyo. En la soledad de sus largas noches sin poder dormir, se preguntaba ¿qué propósito tenía Dios para ella? Solo esperaba y se aferraba a su creencia en un Dios que si la amaba. Sintiéndose con razón marginada y excluida, se mantenía alejada pero seguía siendo fiel a la oración y a la lectura de su pequeña Biblia que siempre mantenía en su bolso o cartera. No tenía con quien hablar o quien le escuchara, pero orarle a Dios la ayudaba muchísimo. Sufría mucho por el hecho de querer ser madre y que no la dejaran serlo. Esta realidad la afectaba mucho y su estado emocional se agravaba cuando Lucinda comentaba que sus males diabéticos los había originado Yomar. En la medida que Juanito crecía, Lucinda le decía a su nieto que no la dejara sola, que ella era su abuela y que con ella estaría mejor que con su madre, lo cual era una verdad a medias. El Hijo de YOMAR fue entendiendo a su corta edad que no podía dejar a su abuela sola. YOMAR además veía que sus hermanas le decían que Juanito, que Yomar no lo aceptaba y hasta evitaban que se refiriera a Yomar como su mamá. Todo ello era un verdadero trauma para Yomar que duramente golpeada, afectada psicológica y espiritualmente no se daría por vencida.


 NOTA:

AMIGO LECTORES, necesitamos de sus donaciones voluntarias, para que YOMAR la protagonista de esta historia realpueda hacer realidad su sueño de viajar a otro lejano país, abandonando sus sufrimientos y con mucho dolor sus olores y raíces donde nació. Decisión inesperada y no deseada, por el gran holocausto que se vive en Venezuela, donde las posibilidades para una madre luchadora, que siendo profesional, se encuentran solas, frustradas y abandonadas. Su deseo sincero de abrazar y seguir a su Salvador, no ha sido posible por no haber encontrado la verdad y cuando la ha hallado espera ansiosamente por su bautismo. Ahora desea tomar el estrecho camino que la puede llevar al ARBOL DE LA VIDA, donde la espera el amor y la felicidad que tanto ha buscado. Allí la espera un PADRE CELESTIAL, Él le ofrece su amor verdadero, que le ha sido negada en esta vida temporal por hombres naturales, por sus propios hermanos tanto de carne como espirituales, en quienes ha confiado. Como sigilosas culebras algunos y otros como ponzoñosos escorpiones han abusado de su inocencia primero de niña, luego como adolecente y finalmente como mujer adulta.

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