Yomar. Capitulo 8 ,Oración contestada.




                                                  


 YOMAR

Suspirito de culebra.


ORACIONES SON CONTESTADAS


CAPITULO 8



YOMAR seguía laborando en la librería donde los días le pasaban lentamente, comiendo mal, agotada, sin alegría ni esperanza. Pensaba como seria su vida de regresar a la casa de su madre Lucinda y que podría hacer, para demostrarle a su madre que si podía mantener y estar con su hijo. Era muy importante para ella contar con un buen trabajo, pero la librería no le ofrecía esa seguridad o garantía. Pero pese a su triste realidad no se quejaba, porque por más malo que fuera el trabajo, en algo la ayudaba a sobrevivir en medio de la soledad que la embargaba. El ambiente en el trabajo se fue tornando cada vez más pesado y contencioso, por las peleas que a diario sostenía la encargada de la librería y el dueño que era su amante. YOMAR con sus 6 meses laborando allí, estaba acostumbrada a que los clientes de la zona felicitaran, porque era la única empleada que había permanecido mayor tiempo allí. Yomar sonreía, porque era verdad; durante su estadía pasaron 3 empleadas y todas se marcharon porque simplemente no soportaban las malas palabras entre el dueño y su pareja, que contaminaban el ambiente. No estaban casados, pero sus desplantes y malos tratos hacia Yomar, los soportaba en silencio, porque necesitaba el trabajo y no tenía apoyo de nadie. Transcurridos 6 meses el dueño de la librería empezó a imponer una serie de normas que Yomar no entendía. En la librería se sacaban copias de cartas y documentos y se vendían toda clase de papelería y estampillas. El propietario el gruñón como lo llamaban, no conforme con lo mal que pagaba, anuncio un día ante la encargada, que a partir de ese momento cuando se sacara una copia defectuosa, el empleado operador tendría que pagar su costo, el cual le sería acumulado y descontado en su próximo pago de su salario. Yomar pensó que era algo muy injusto porque era inevitable que no se presentaran problemas con la maquina fotocopiadora, donde dependiendo de la calidad de la hoja y el mantenimiento del equipo, siempre se dañaba alguna hoja o el cliente no la aceptaba por alguna razón alegada con la calidad de la impresión. Pero el propietario de la librería era un hombre muy tacaño y buscaba la forma para no pagar completo al personal.Yomar continúo en su trabajo por la extrema necesidad que tenia de cumplir con ella y con su hijo. Cuando llegaba el día del pago semanal, la encargada sacaba un lote de copias dañada, las contaba y determinaba el monto que debería ser descontado del salario de cada empleado involucrado en el trabajo. Yomar pudo darse cuenta que utilizaba mismo lote de facturas cada semana. Decidió por ello, hablar con la encargada que era la pareja del dueño de la librería y ella la remitió de inmediato para que hablara con el dueño. Cuando comenzo a explicarle lo que estaba sucediendo, la trato muy mal. Yomar se quedó callada y entonces propuso cambiar su horario de trabajo, empezando a las 8 am y terminando a las 4 pm. El propietario mantenía la librería abierta hasta las 7 de la noche y Yomar en solidaridad con la encargada para que no , se quedara sola hasta esa hora con el cierre de la caja la acompañaba. Yomar un día llego temprano a la Librería y la encargada le pidió que le buscara un talonario de facturas en la oficina. Yomar lo hizo, recordando el lote engrapado de copias que tenían guardado, que lo presentaban cada vez que pagaban la semana de salario. Abrió la gaveta donde estaban las facturas que le habían ordenado buscar y allí encontró para su sorpresa las facturas engrapadas que utilizaban para descontarlas de sus pagos semanales. Las tomo y las boto en el pipote de la basura, que sacaban a la calle. Cuando llego el día de cobro, no hubo el pago correspondiente a esa semana de trabajo. Se oyeron gritos y discusiones y mi compañera de trabajo me veía y me preguntaba ¿qué pasaba? Yomar no respondió y guardo silencio, pero pensó que al no encontrar nada para descontarlo del salario, se había originado la riña entre el dueño y su pareja sentimental, la encargada. Ese día no cobraron y tuvieron que esperar hasta el siguiente día.Yomar logro desarmar la trampa que todas las semanas les montaban la pareja de amantes. Ese día el propietario andaba de muy mal humor y trataba muy mal a su pareja y empleados. La otra empleada compañera de Yomar insistía en conocer que había pasado y Yomar le conto lo que había hecho. Ella con una sonrisa pícara de satisfacción le dio las gracias y ambas entonces se rieron a carcajadas, porque se hizo justicia. Pasaban los días y YOMAR no veía con ningún futuro en ese lugar. Pensaba y oraba todos los días para que su Dios la ayudara. YOMAR pidió permiso a la encargada para hacer algunas diligencias. Con su permiso ella se tomó el día y Salió con varias hojas de síntesis curriculares a repartirlas. Al día siguiente al llegar a la Librería el dueño gruñón estaba muy indignado por su falta al trabajo del día anterior. La encargada no le había comunicado del permiso otorgado a Yomar. Este muy molesto durante todo el día, acoso a Yomar, la puso a barrer, pasar coleto, limpiar los muebles de la oficinas; Cuando Yomar descansaba le ordenaba lavar los vidrios de la tienda. Yomar obedeció, pero ya estaba lista para marcharse, sin pensar que ese día sería casi de inmediato. Había soportado mucha humillación de esos dos personajes que realmente eran malas personas y explotadores. Como todos los días llego al trabajo y Yomar pudo sentir un clima mucho más pesado que lo habitual. El dueño y la encargada discutían delante del personal y los clientes por algo relacionado con la caja. Estaban los dos muy molestos y los empleados y clientes escuchaban los reclamos mutuos. La encargada tomo su bolso y se marchó. Yomar quedo como decimos en el llano "COMO PAJARITO EN GRAMA" con el dueño enfurecido. Vivía otra horrible experiencia. Yomar hacia lo imposible por atender a los clientes. El dueño se mostraba molesto y alterado, gritándole que fuera más rápida en la atención de las necesidades de los clientes, En un momento con un tono de voz subido, la insulto delante del cliente. Yomar paro lo que estaba haciendo, respiro profundo y con la voz quebrada le respondió: "MIRE SEÑOR CON TODO RESPETO QUE ME MERECE POR SU EDAD, SABE COMO ES LA COSA QUE YO NO SOY HIJA SUYA, Y COMO PAPA NO TENGO Y CON MI MAMA NO VIVO, ASI QUE ME VOY, VIEJO MAL AGRADECIDO" Y PRESUROSA SE MARCHO. Ya en la calle oro en silencio a su Dios y le pidió que la ayudara a conseguir otro trabajo muy consiente que había soportado mucho por necesidad y por haber hecho lo que era correcto. Su semana de trabajo le fue confiscada y tenía mucha Fe, que su Dios no la desampararía.

Tuvo la Fortuna de conocer personas durante ese trabajo, con las cuales hubo cordialidad y respeto mutuo de los cuales afortunadamente había tomado nota de algunos teléfonos. Cuando  Yomar trabajaba en la Librería conoció a un personaje bastante interesante. Realmente al verlo le llamo llamo la atención, pero llegaba algunas veces acompañado de una hermosa catira ojos verdes que resulto ser su esposa. Él tenía los ojos azules y visitaba la librería solo para sacar copias. Yomar lo atendía con mucha amabilidad, tratando de cumplir con su pedido y que se sintiera satisfecho con el servicio, así como lo hacía con todos los clientes que le tocaba atender.  Observaba que iba muy esporádicamente a la librería, pero no le presto mayor atención, pero cuando acudía a la librería, Yomar se alegraba mucho al verlo. Sentía un sentimiento diferente. Un día se presentó y la librería estando con muchos clientes esperando ser atendidos, pero aun así pidió que Yomar lo atendiera, simplemente porque estaba muy satisfecho de la manera como Yomar le organizaba los documentos que traía para fotocopiarlos. Al dueño no le gusto la preferencia expresada hacia Yomar y llego hasta creer que había algún interés oculto en el monto de lo copiado y lo que Yomar le cobraba por el trabajo. Un día el señor de ojos azules como Yomar lo identificaba, fue casi en horas del mediodía a sacar copias y solicito que fuera Yomar quien hiciera el trabajo, aunque por la hora de almuerzo ya estaban cerrando. Yomar acepto que se quedaría para realizar el trabajo.

Yomar se ofreció para hacerle el trabajo en su hora de descanso y almuerzo. El caballero de ojos azules agradecido, se fue en su camioneta para completar otros asuntos. Yomar salió apresuradamente al lugar donde residía que quedaba relativamente cerca, porque estaba a punto de llover. Solo pude caminar 3 cuadras hasta llegar a una verdulería. Allí se quedó esperando que escampara o cesara un poco la lluvia. Le faltaban unas 3 cuadras más un poco largas para llegar. Allí esperando bajo un techo improvisado que algo la cubría de la fuerte lluvia, vio que una camioneta se detenía en frente del lugar donde ella esperaba. Con sorpresa, oyó que alguien le saludaba. Tímida como era y angustiada para llegar a la hora a la casa y luego devolverse para cumplir con el trabajo prometido, sonrió y saludo. Era el señor de los ojitos azules, que le preguntaba ¿a dónde se dirigía? Le contesto que iba cerca, que no se preocupara, pero en ese momento la lluvia arrecio. Abrió la puerta de su camioneta y la invito amablemente a subir, diciéndole que la llevaría hasta la casa. Cautelosa Yomar respondió que esperaría hasta que la lluvia amainara. El agua como un verdadero río corría por la calle y se había hecho una gran laguna que impedía el paso de los peatones. Ojos azules insistió y Yomar temerosa pensó "Ahí mi madre no conozco a ese señor muy lindo y educado, mejor no acepto". Afirmo su pensamiento "NO SEÑOR" entre una risa tímida. La lluvia en ese momento se hizo más fuerte y la posibilidad de llegar tarde a su trabajo y no cumplir con el pedido de ojos azules, la hicieron finalmente arriesgarse y subir a la camioneta Tenía un teléfono celular en ese momento y en seguida llame a la dueña de la residencia donde vivía, una señora adorable señora que la llamaba la abuela. Era muy cariñosa y me adopto como hija lo cual agradecí mucho. Finalmente alguien le ofrecía afecto y ayuda. Yomar la llamó y le informo que un Señor de camioneta blanca le daba la cola o el empujón hasta su casa. Que estuviera pendiente, le pidió que la esperara en la puerta. Le dijo a ojos azules algo nerviosa, que vivía con su Abuela, pensando que era la mejor forma de estar protegida de cualquier otra intención. No le pareció bien informarle que vivía sola en una habitación porque ello podría dar pie para otras acciones que no deseaba. Pensó que no daría pie para sacar provecho de una joven mujer sola. La meta y principal preocupación de Yomar era velar por su hijo y tratar de rescatarlo tan pronto lograra su estabilidad. "Para ese momento Yomar armo un escenario para protegerse, pero realmente el señor de ojos azules la ayudo y realmente la ayudo de manera muy desinteresada. Le dejo su número telefónico y solicito el suyo. Yomar pensó que si le salía con una insinuación fuera de lugar, lo insultaría. Pero no fue así. La llamo tiempo después para concertar una cita para hablarle de un proyecto que él estaba realizando a unos kilómetros del pueblo. Yomar preocupada se preguntó a si misma: "AY DIOS MIO; ahora este señor me ofrece sacarme del pueblo". Siempre temerosa pero con la esperanza de un mejor trabajo y poder continuar estudiando, escucho detenidamente, la oferta que se le hacía en un proyecto turístico en pleno desarrollo a una hora de distancia en carro.. 


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