Yomar Capitulo 9. EL PROYECTO.
HISTORIA DE YOMAR
CAPITULO 9
EXPERIENCIA EL PROYECTO.
El proyecto distaba del pueblo unos 100 kms. Se trataba de un proyecto turístico piloto muy innovador, con el apoyo financiero de un importante ente del Estado de esa época. Lo dirigía el señor que Yomar identifico como ojitos azules. Era de la tercera edad, pero muy dinámico y ágil para resolver los asuntos propios del proyecto, donde trabajaban unas 30 personas. Debido a la distancia, con frecuencia acudía al pueblo para comprar víveres para la casa e insumos para abastecer las necesidades del proyecto, muy novedoso en su tipo para esa zona, con un gran potencial turístico no desarrollado. Aunque Yomar no tenía ninguna experiencia en ese campo, estaba dispuesta a aprender y trabajar en la parte Administrativa. Ojos Azules le solicito que se dirigiera al sitio donde se realizaba el proyecto para conocerlo y decidiera si aceptaba la oferta de trabajo. Dudosa le respondió, que el transporte era un poco difícil para llegar hasta el sitio del proyecto, retirado de la carretera principal unos 20 kms. Se le dijo que tomara un taxi, que se le pagaría en el lugar al llegar. Yomar con alguna duda acepto. Se había retirado de la librería, por tal motivo no tenía problema de acudir a la cita el día y la hora que le fue fuera indicada. El día acordado llego muy puntual a la cita. Tenía mucha curiosidad de conocer ese innovador proyecto. El taxi la llevo a la entrada del camino que separaba la carretera principal del lugar del proyecto, conocido como Hato el Llanero. Era un camino de tierra largo de una vía con mucha piedra y algunos huecos que se llenaban de agua cada vez que llovía. La mandaron a buscar a su llamado por teléfono en una camioneta. Cuando llego a los pocos minutos, la impresiono ver una majestuosa casa de tipo colonial muy grande, con amplios corredores y un vistoso techo de tejas españolas construido a cuatro aguas. Se destacaba en medio de esa llanura donde solo se veía monte, la obra en desarrollo y algunos árboles aislados. Era realmente un proyecto grande, donde observo pájaros, perros, caballos y otros animales, que se veían bien alimentados y libres muy cerca de la casa. Al presentarla el chofer al patrón que era ojitos azules, este la invito a pasar para presentarle su esposa. Era una Señora madura, con acento extranjero que le pareció bonita y muy interesante. Yomar al conocerla percibió que su llegada poco o nada le importaba, al solo saludarla y dejarle la mano tendida cuando Yomar la extendió para presentarse. No le dio Importancia, pensando que eran circunstancias propias del estrés, del trabajo entre obreros, el calor y el inclemente sol llanero.
Luego mejoro el frio recibimiento, cuando ojitos azules llamo a sus mascotas, que acudieron moviendo sus colas para presentarse ante la nueva visitante. Los perros de nombre Barbara, Tormenta, Cleo, Ashley, y Dober el más travieso de todos, la saludaban con la excepción de Zeus un perro grande de color negro, raza Rottwailer, silencioso que infundía respeto y no le retiraba la vista. Los perros se veían muy felices y contentos en ese lugar tan majestuoso. No lo podía creer, deseaba expresar sin más preámbulos, que aceptaba el trabajo en ese mismo momento. Luego el Caballero de +ojos azules me llevo a conocer la propiedad, los establos donde encerraban los caballos de noche, una cerdita de gran tamaño llamada Priscila, los galápagos en una charca de agua, los Gatos, muchos Gatos de la señora. Era un lugar soñado, porque la típica finca del llano que había conocido, era una sencilla casa de cuatro paredes, un árbol de mango y un perro. Pero ese era un lugar único, que parecía no ser valorado, ni por los que habitaban en ese lugar.
El caballero de los ojos azules era subestimado por los obreros. Yomar como llanera, sabía que el llanero piensa en la debilidad de las personas blancas ante el calor y el sol que afectan mucho. Lo llamaban el propio Musiu, pero cuando el Don hablaba, se quedaban callados porque en su sangre corría sangre llanera del alto Apure. Por su madre tenía genética llanera desde el 1700, cuando sus tataratata abuelos llegaron por eso lugares. Por su padre le corría sangre extranjera por su porte, pero se veía un hombre honesto y muy trabajador. Por su color de piel y aspecto llamaban la atención y algunos le decían cuando no estaba presente el gringo. Debido a su trabajo desarrollando el proyecto, viajaba permanentemente, solucionando todo y buscando materiales que no se conseguían en la zona, para cumplir con los plazos acordados con el Estado promotor, para sacar adelante tan hermoso proyecto que era inspeccionado cada mes, funcionarios que llegaban de Caracas, inspeccionando la obra y verificando los soportes y compras en el sitio.
YOMAR fue contratada por el caballero de Ojos Azules para trabajar en el proyecto como asistente administrativa. YOMAR no lo pensó dos veces, acepto pensando que lograría la estabilidad que buscaba para rescatar a su hijo en manos de su madre Lucinda. Desconocía lo que deparaba el futuro inmediato.
Aunque conocía el papeleo y el manejo de archivos, no tenía mayor experiencia en la administración, pero estaba segura que aprendería rápido al lado de personas profesionales. Se le explico la logística del sitio, que debía quedarse a pernoctar y podía viajar los fines de semana a su pueblo para estar con su hijo. Yomar acepto. Quería trabajar, ganar experiencia, recibir ingresos justos y ayudar a su madre en la crianza de su pequeño hijo. Aunque estaban en riesgo sus estudios universitarios, tenía que decidir entre los estudios y el empleo. YOMAR tuvo que decidirse por el empleo, ya que por la distancia del pueblo le sería imposible estudiar. Los suspendió con la idea de retomarlos tan pronto se terminara el proyecto, calculado en menos de un año. Se presentó un lunes en la mañana muy temprano. Le fue asignado su lugar de trabajo, con archivo para documentos y una computadora. Allí serviría de apoyo, al Caballero de los ojos azules para organizar las facturas, pagos y documentos que se presentaban mensualmente al estado promotor. El trabajo no era difícil solo era de rutina y mantener el orden administrativo, que le preocupaba mucho a ojos azules. Yomar pensó en un dicho popular, que no se termina de conocer a las personas, hasta que convives con ellas. Pasaba la semana de lunes a viernes y si había transporte disponible viajaba al pueblo el encierro, si no lograba viajar o tomar una cola con el personal que cobraba los viernes se quedaba el fin de semana ayudando en otras tareas. Realmente no le importaba, era un lugar sano y agradable. Tenían todas las comodidades y hasta disfrutaban los largos apagones de luz eléctrica, prendiendo velas en aquella enorme casa colonial de ensueño.
Conoció a todo el equipo de trabajo del proyecto. Eran muy cordiales, y me preguntaban ¿qué tal me iba con la doña esposa de ojos azules? Yomar pensaba, porque le preguntaran tanto por la señora que también era dueña del proyecto y de la propiedad… Algunos pensaban que la Doña no la dejaba salir fuera de la casa, lo cual no era cierto. Lo que pasaba era que mi lugar de trabajo era adentro en una pequeña oficina y no afuera en la obra. Le inquietaba saber cómo era la esposa del patrón, el caballero de ojos azules. Yomar curiosa, pregunto a una mujer que cocinaba, como era la señora en su trato, porque le parecía una persona centrada, profesional y ubicada en lo que hacía. Los obreros comentaban que era regañona, que no se dejara acosar o engañar por su apariencia de buena persona. Decían que tenía doble cara, que actuaba de una manera delante de su esposo y trataba al personal de manera brusca cuando este estaba ausente. Yomar había presenciado dos fuertes altercados entre la Señora con los jefes de la obra, pero guardaba silencio y no se inmiscuía en esos asuntos que no tenían nada que ver con su trabajo en la oficina. Oyó en silencio sin comentar nada y regreso a sus ocupaciones.
Hizo amistad con la señora de la limpieza y esta tenía el mismo comentario sobre la Doña. Yomar no lo podía creer, pues su contacto con ella era solo profesional relacionado con la administración y el control de la gestión. Yomar sintió que debía acercarse más a ella, hablarle y romper el hielo que existía. Cuando su esposo salía de viaje me quedaba sola con ella y su hermano que trabajaba como ingeniero en el proyecto. Aprovechaba y la trataba de conocer un poco más y aprender de su experiencia de mujer luchadora sin duda alguna. Observe que era una persona que no era feliz, con conflictos y mucho estrés acumulado. Yomar si percibió que tenía un carácter muy fuerte, con los obreros, por lo difícil de la zona, para realizar el proyecto con la calidad que la doña exigía. Siempre apoyaba a su esposo y eso le parecía a Yomar admirable. A veces pienso más que por celos que por trabajo, la regañaba o en su lenguaje la ofendía y hasta humillaba, pero no le prestaba mucha atención. Yomar tenía una coraza por su pasado con personas, frustradas con problemas que se encierran en sí mismos y de pronto estallaban sin importar a quien afectaba. Yomar pasó de ser asistente Administrativo a ayudante de Cocina y hacer compras entre otras cosas, pero no le molestaba estar ocupada y ser útil. Vivió en medio de una relación matrimonial complicada, donde los hijos de la pareja estaban siempre ausentes. Vivió dentro de un hogar donde a veces el ambiente era pesado, lo cual se tornaba incómodo para Yomar, pero decidió continuar y no renunciar, porque podía llevarle dinero a su hijo, y se sentía satisfecha con eso. Los conflictos matrimoniales no eran asunto de ella y nunca se inmiscuyo. Mantenía la misma posición del hermano de la Doña, que guardaba silencio y se ocupaba solo de lo suyo. Aunque finalmente la cuerda siempre se rompe por lo más delgado.
QUIEN ES EL CABALLERO DE LOS OJOS AZULES?
Existe un dicho popular que dice, "Que las cosas pasan por algo, y que si una puerta se cierra, muchas otras se abren".
Transcurría el tiempo y a medida que iba pasando, Yomar continuaba con sus labores administrativas. Había mucho estrés y preocupación debido a los compromisos adquiridos, compras de insumos y materiales que eran escasos y subían de precio con mucha rapidez debido a la inflación que para esa época ya estaba presente de manera importante. La aprobación de los fondos producto del crédito otorgado por el estado promotor, requería tener todo al día debidamente soportado y archivado, pero la aprobación de fondos se hacía esperar y esto generaba un fuerte estrés entre los patrones. Los soportes para recibir los fondos se tenían que enviar a Caracas para poder continuar con la obra y pagar los compromisos contraídos. Los trámites eran largos y tediosos. El caballero así llamaba Yomar a su patrón ojitos azules, porque esa era siempre su manera de actuar con todos. Quería terminar ese proyecto de acuerdo al cronograma previsto y aprobado. Con el proyecto terminado se daría a conocer ecológicamente el llano tanto nacional como internacionalmente. El caballero tenía el sueño, que sus hijos compartieran esa experiencia con él. Comentaba de su hija y yerno que Vivian en los EEUU, que podrán patrocinar el turismo ecológico. Yomar se daba cuenta por las acciones y comentarios que hacia el caballero, que existía una lucha por agrupar e integrar a la familia al proyecto, que nada conocían de la vida del campo. Yomar escuchaba los cuentos del caballero que contaba las anécdotas de su abuela, que había nacido en medio del llano en un hato del alto Apure. Aseguraba tener sangre llanera corriendo por sus venas por parte de sus bisabuelos, gente que reconocía como sacrificada, trabajadora y de buen Corazón. Yomar veía en el caballero todas esas cualidades, pero su aspecto gringo lo engañaba. Era alto, blanco de ojos azules como el cielo. Para Yomar era frustrante, que las personas que no le conocían, se llevaran una impresión que no era la que trasmitía de lejos, porque hablaba como llanero rajaito y conocía muy bien el llano sus hábitos y costumbres. Su esposa era de origen extranjero y del llano no tenía idea de lo que era. Yomar simplemente cumplía con su trabajo como asistente de ambos. El caballero era un Hombre trabajador tranquilo y muy observador. Hablaba mucho de su familia materna llanera, que pocos le creían y se reían por su pinta de gringo. Yomar le toco vivir bajo dos personalidades muy diferentes, entre un matrimonio difícil contencioso y estresante. El patrón, siempre dispuesto resolver, ayudando muy cordialmente, con respeto y manifestando una espiritualidad poco común entre las personas que lo rodeaban. Era de carácter fuerte y definido pero muy correcto y ordenado en sus relaciones con el personal. De la Sra., no se podía decir lo mismo, era difícil de sobrellevar, aunque era una mujer muy trabajadora pendiente de todo lo que pasaba. Con nada estaba conforme, porque era perfeccionista, pero no era una mala persona. Aparentaba ser una buena y atenta esposa. Yomar en medio de los conflictos personales y los que eran propios de la obra con el personal y la calidad de algunos trabajos, se mantenía firme haciendo la parte que le correspondía, sin tomar partido a favor de las diferencias de opinión que se presentaban continuamente en el manejo del proyecto, a pesar que el patrón tenía dos ingenieros que coordinaban las actividades de las obras y su ejecución. Problemas de obra siempre habían.
Yomar por su trabajo, comenzó a conocer más de cerca al caballero de los ojos azules, que siempre era muy atento y respetuoso con todos. Se preocupaba por el bienestar de los que le rodeaban y comenzó a darse cuenta, que tenían cosas en común. La vida en el campo, el amor por los animales y las plantas y las costumbres del llano. Con frecuencia acudía al pueblo del encierro para hacer compras de vez en cuando con el patrón, que se llevaba a un joven obrero para que lo ayudara. A Yomar le gustaba salir de aquel sitio escondido entre el monte, llano adentro y tomar carretera para ir a su pueblo y darle una vuelta a su hijo. Durante los viajes conversaban y compartían anécdotas y puntos de vista. Yomar se desahogaba, al fin alguien la escuchaba y le prestaba atención a sus comentarios lo cual la hacía sentirse bien. Hablaban de política y siempre había un tema que hablar tanto a la ida como al regreso al proyecto. Yomar hablaba de su pequeño hijo que poco podía ver. Yomar empezó a ver en su patrón un verdadero amigo, que la entendía y deseaba ayudarla de manera desinteresada. Nunca le hizo propuesta alguna indecorosa o indecente. Lo sentía como un padre de familia, que deseaba ayudar a todos. Eso le generaba seguridad y confianza, porque veía en ojos azules a un hombre justo y correcto. Pero esa actitud comenzó a ser mal vista por la Señora, cuando comenzó e a escuchar chismes de la empleada de la casa. Yomar comenzó a ser tratada de manera diferente. Cuando no estaba el esposo era tratada mal, la patrona se refería ella en tono humillante, pero lo hacía de una manera tan pulcra, que Yomar no le prestaba mayor atención. La respetaba como la esposa del jefe y le rendía las cuentas que le eran exigidas por su trabajo como asistente. La relación se tornó muy incómoda y el personal comenzó a darse cuenta del mal trato que había hacia Yomar. Se mantenía distante en lo posible de la Señora, pero sin descuidar sus responsabilidades laborales. El caballero que para nada era malicioso o mal pensado, ignoraba lo que pasaba. Siempre estaba interesado en su trabajo y los resultados. Era una persona mansa de muy buen corazón, que escuchaba al personal. Yomar se sentía cómoda con el trato y el aprendizaje del patrón. Podía ser escuchada y expresar sus opiniones. Su esposa comenzó a manifestar inconformidad con la relación entre el patrón y Yomar, que solo era de trabajo. El caballero se paraba en las mañanas muy temprano, preparaba café le ofrecía café a YOMAR que como llanera era madrugadora. Lo hacía sin ningún interés oculto o mala intención, Su esposa no tomaba café sino Te y a Yomar le encantaba el café recién colado. La esposa le comento en una oportunidad que al pasar los treinta años de matrimonio, ya todos los intentos de ambos para sobrellevar esa relación eran inútiles. Ella olvido ser esposa para ser madre y el como padre trabajador solo llegaba a dormir a casa. La relación fue opacándose, los hijos se fueron independizando y ellos quedaron solos en su monotonía de seguir adelante con aquel gran proyecto completamente solo, agotado estresado sin la ayuda de sus hijos, salvo el hermano de la patrona que recibía su salario como ingeniero de la obra. El patrón se preocupaba mucho por mantener los pagos y la nómina al día y cada vez se hacía más difícil poder cumplir con los compromisos y esto generaba mucho estrés en el matrimonio. Yomar se acercaba a los dos. La señora mantenía su carácter, indiferencia y desconfianza hacia Yomar y el patrón mantenía su carácter servicial y amable. Un día la señora expreso un sentimiento que no lo esperaba, era su aniversario de bodas que pasaba por debajo de la mesa. Le expreso a Yomar que se sentía mal porque su esposo no estaba en esos detalles, que para ella eran importantes. Estando solos con sus hijos fuera de la casa, la soledad era mayor para la Señora. La vio con lágrimas en sus ojos, y Yomar sintió mucha pena y consideración hacia ella. La abrazo para consolarla y se calmó. Realmente la relación a medida que iba pasando el tiempo no era la de un matrimonio, actuaban como dos desconocidos que Vivian el día a día. Su trabajo, sus ocupaciones y sus mundos desconocidos muy personales y discretos. Realmente a medida que pasaba el tiempo no pensé que pasaría lo que pasaría.
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