EL ORGULLO QUE TODOS PORTAMOS..
Félix A. Jelinek.M
MARZO-2011
Esta indeseada característica humana, nos enfrenta en contra de Dios y los demás. El ser que la posee, se cree o manifiesta ser superior, pone en tela de juicio la existencia del creador de todo lo que existe. Nos impide progresar y avanzar hacia otras moradas y sociedades celestiales. Frena el necesario conocimiento espiritual y la trascendencia del ser.
El orgullo como lo señalo un profeta moderno es la gran piedra de tropiezo.
Se define esta característica humana, como la manera de sentir y de actuar, contraria a la humildad y la mansedumbre. Quien tiene orgullo, no es moldeable, le cuesta reconocer la culpa y las equivocaciones, dejarse enseñar o aprender de otros; no reconoce sus limitaciones y se aleja de DIOS, con una autosuficiencia mal entendida, creyendo que puede existir, respirar y vivir, sin la presencia del creador de su conocimiento y del maravilloso orden natural, diseñado y organizado para que podamos vivir sobre esta tierra de aprendizaje.
El orgullo y el alejamiento de DIOS por los descendientes de Noé y Abraham, es lo que mantiene por siglos hasta nuestros días, una inexplicable y destructiva guerra entre hermanos en el lejano oriente, todos descendientes del profeta NOE y del linaje de ABRAHAM.
El orgullo se esconde muy hábilmente entre los seres humanos, aparentando ser otra cosa. Se rodea de mecanismos de autodefensa y justificación, que hacen casi imposible que sea detectado aun entre quienes lo poseen.
No existe este comportamiento en el resto del mundo animal.
El orgullo dependiendo de sus diferentes niveles, puede ser muy dañino cuando se oculta tras la investidura, el poder y la autoridad recibida sea de cualquier tipo. Esta confianza bien sea ganada o impuesta, impide se pueda observar la interioridad y la dignidad que realmente pueda existir en el corazón de quien ejerza funciones de dirección, liderazgo o responsabilidades familiares. Estos privilegios temporales, no dejan ver las debilidades y los errores que se puedan cometer, cuando se trata de proyectar una falsa imagen de buena conducta y de correcta actuación. Se cuida al hablar para no poner en riesgo o quebrantar la confianza, la moral y el comportamiento material o espiritual, asumido por el propio actor, ante otros y su propia familia. Esta debilidad se puede mantener en el tiempo, cuando los gobernados o dirigidos, actúan con absoluta buena Fe, credibilidad, y confianza. También cuando aceptamos la autoridad por temor, o cuando callamos pese al sentir que algo anda mal.
La lealtad y la obediencia, es una obligación de fidelidad, por sobre todas las cosas ante DIOS. La Infidelidad es todo lo contrario, pero puede ser corregida mediante el sincero arrepentimiento.
Es tan difícil reconocer y doblegar el orgullo, que a veces es necesario que quienes lo posean sean afligidos o probados. En Deuteronomio 8:2, Jehová mantuvo durante 40 años al pueblo de Moisés en el desierto, afligiéndolos con grandes necesidades, para que se humillaran de corazón, aceptaran los mandamientos, permitieran ser guiados y enseñados por la palabra de DIOS a través del desierto por el Profeta Moisés. Las luchas luchas, peleas y contenciones internas entre hermanos, crearon mucha oscuridad, lo cual los debilitó y dividió como pueblo, cuando decidieron pese a las advertencias recibidas, cambiar los gobiernos de los Profetas y Jueces, por Reyes, que cultivaron el orgullo, el poder y la vanidad, Este cambio en desacuerdo con DIOS, reemplazo la luz por la oscuridad, origino fueran esclavizados y sometidos por otras naciones, por siglos. Lo mismo sucedió entre los pueblos en las Américas, antepasados de los que hoy son llamados indígenas y parece ser una constante entre los humanos que deciden dejar a DIOS de lado.
Como Hombres y padres de familia, debemos tener mucho cuidado con este cáncer que al igual que el oxido sobre el hierro, corroe poco a poco nuestra estructura espiritual, generando primero tinieblas a nuestro alrededor, que luego se convierte en oscuridad, con los cual peligrosamente arrastramos y ponemos en peligro la seguridad y felicidad de quienes creen en nosotros.
Las personas que reciben investiduras para dirigir y gobernar pueden desarrollar en mayor o menor grado, sentimientos de superioridad, arrogancia y exceso de estimación propia, por las continuas alabanzas y adulaciones, interesadas. Esto puede generar vanidad, envidia, dureza de corazón, altanería, pero peor aún hace que surja la soberbia, el poder y la autoridad mal entendida, que se pueden manifestar disfrazadas de humildad, amor, caridad y de servicio, cuando somos observados o expuestos por nuestro trabajo.
EL ORGULLO ES SUMAMENTE DAÑINO CUANDO EXISTE EN LAS PERSONAS QUE DICEN SEGUIR A DIOS Y MÁS AUN, ENTRE QUIENES HAN RECIBIDO LA AUTORIDAD DEL SACERDOCIO, LES HA SIDO RETIRADO EN LOS CIELOS Y SIGUEN ACTUANDO INDIGNAMENTE EN EL NOMBRE DE JESUCRISTO, UTILIZANDO LLAVES QUE LE FUERON OTORGADAS PARA MINISTRAR Y ADMINISTRAR EN SU IGLESIA
La vanidad, la envidia, la arrogancia, la dureza de corazón y la altanería, son características de las personas orgullosas. De allí la importancia del mensaje de JESUCRISTO de ser humildes y mansos para poder llegar hasta El PADRE A TRAVES DE EL..
Nota:
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