FELIX JELINEK Y SU ABUELA
MARIA SAMARRA.
Félix A.
Jelinek Maldonado
28-3-18
Mi abuela María por parte de madre, me conto siendo Yo un adolecente de 12 años, que por el año de 1880, teniendo unos 20 años, asumió el manejo del Hato los SAMARRA, en Cunaviche Apure, luego que su padre mi bisabuelo Don JOSE SAMARRA AFANADOR o HERNANDEZ fuera asesinado en su hamaca donde dormía en la casa del Hato. El apellido viene del PAIS España y otros de Portugal. Fue apuñaleado por un indio Yaruro abandonado por su madre, que mi Bisabuela EMILIA MIRABAL primero de BETANCOURT y luego de SAMARRA, había creado desde niño. Este ya hombre, había sido castigado severamente por orden de mi bisabuelo, por haberse robado y vendido unos aperos que eran utilizadas en las faenas del Hato.
Al pasar el periodo de lluvias, donde las sabanas se inundan, todos los años, los hacendados arriaban ganado hacia el rio Apure en Puerto Nutrias, para embarcarlos en barcazas de madera y llevarlos para la venta navegando rio abajo unos 600kms por el Rio Orinoco hasta ciudad Bolívar. Este era el centro de acopio comercial hacia el centro del país y las islas del Caribe. Mi abuela que acompañaba a mi Bisabuelo en sus viajes, al morir su padre, le toco dirigir las faenas sola, mantener el Hato y velar por su madre Durante uno de esos viajes a Bolívar, conoció a mi abuelo Hércules Maldonado en Ciudad Bolívar máxima autoridad portuaria de la época del General Juan Vicente Gómez, que por cierto luego fue padrino de la boda de mis padres en Caracas en 1931, pocos años antes de morir en Maracay.
Mi abuela asumió ese rol de hombre muy duro, entre peones del Hato, dirigidos por el capataz de confianza llamado JUAN; Este era un llanero muy respetado entre los peones, muy diestro, curtido, de unos 60 años, de poco hablar, recio en el trato y de lealtad incondicional a mi bisabuelo Don JOSË desde niño. Mi abuela, tenía absoluta confianza en Juan, para andar y dormir en la sabana, rodeada de hombres, durante esas largas faenas de una semana de viaje, desde el Hato para llegar a la rivera del rio Apure y luego a Ciudad Bolívar. Mi abuelo teniendo solo dos hijos un varón mayor el mayor y mi abuela, concentro su preparación desde niña en mi abuela, en las faenas del Hato. Aprendió a leer, montar caballos en pelo, domarlos, ordeñar, recogerlos en la sabana y a marcar el ganado. Era una mujer de mediana estatura hermosa, muy blanca de ojos azules, que además aprendió a tocar el cuatro el Arpa, la Guitarra y las maracas. Mi abuela cantaba y tocaba el cuatro a la luz de la hoguera, en las noches de verano en el campamento y en los cumpleaños del Hato, improvisando coplas con los llaneros. Su hermano José, se marchó a San Fernando de Apure antes de morir mi bisabuelo y fue el primer boticario de ese lejano pueblo al suroeste de Venezuela, hoy importante capital del Estado Apure.
Me cuenta mi abuela que en una faena llevando un rebaño de unas 100 vacas para la venta a Ciudad Bolívar, al anochecer y para pasar la noche bajo un frondoso Merecure distante unos kilómetros del muelle de Puerto Nutrias, se dieron cuenta que faltaba una vaca. Mi abuela le pregunto a JUAN: ¿Qué vaca falta? A lo cual Juan contesto; la vieja Mariposa Reina, que parece olio, que la cambiamos de su terruño…. Mi abuela respondió: Salga bien temprano Juan, ( eso era las 3 am) encuéntrela y nos alcanza en el embarcadero. Como en broma pero sería, le dijo a viva voz delante de todos, sino regresa con la vaca, tampoco usted regresara al hato con nosotros. Le pregunte a mi abuela si hubiera cumplido con su palabra de no aparecer la vaca….y Con una pícara sonrisa me contesto. NO, pero el llanero es de retos y la hubiera buscado hasta en Colombia. Además agrego, JUAN había nacido en el Hato y era todo lo que conocía. Nosotros éramos su única familia y mi padre lo quería como otro hijo. Juan Estuvo buscando al indio una semana, pero se lo trago la sabana.
La marcha continúo y al día siguiente casi al anochecer, vieron llegar a Juan al galope arriando a la Vaca Mariposa, molesto y sin sombrero. La vaca se veía cansada y cabizbaja de tanto palo que seguramente JUAN le había dado, para mantenerla en su rumbo hacia el embarcadero. Al llegar y detener la cabalgadura frente a mi abuela, esta observo que venía con el dorso desnudo muy sudado y con la cabeza envuelta en un pedazo de tela de su camisa. Le pregunto qué le había pasado y Juan contesto: buscando la traviesa vaca desertora, entre en un matorral y al tratar de enlazarla estando apeado del caballo por lo difícil de hacerlo montado, me dio un cabezazo, dándome con el cacho en el ojo derecho. Desde ese momento a JUAN, los llaneros le pudieron el sobrenombre del "viejo tuerto" Prohibió se le llamara así y a quien escuchaba decir ese nombre, lo hacía levantar a las 2 de la madrugada a ordeñar vacas.. Mi abuela se casó teniendo más de 30 años con el citadino Tachirense nacido en los andes Hércules Maldonado de la primera promoción de ingenieros de Venezuela y el Hato fue vendido. Mi abuela me dijo que la única vez que vio a Juan quebrado, es decir sentimentalmente afectado , fue el día que ella se despidió de los peones, los animales, sus mascotas, entre ellas un viejo báquiro que la acompañaba a misa cuando iba a San Fernando y abrazo a Juan como su hermano adoptivo que fue. Esas despedidas de lugares tan distantes eran muy sentidas y para siempre. Mi abuela nunca más regreso a las sabanas que la vieron crecer y se convirtió en una citadina ama de casa rodeada de sus nuevas mascotas, entre ellas un caimán del Orinoco, regalo de mi abuelo el Papito, como ella lo llamaba cariñosamente. Producto de su matrimonio nació mi madre la musical, recia, bella pelo negro FLOR DE MAYO "sin miedo a nada" Y MI AMOROSA Y CARIÑOSA TIA, muy catira MERCEDES HELENA. Ambas ya muertas con más de 90 años cada una. Mi abuela murió en Caracas en 1958 cumpliendo casi 100 años. Aun a los 90 seguía tejiendo hamacas a dos agujas, oficio que aprendió de su madre en las largas noches del llano.
Nota:
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