EL "EVANGELIO"
PLAN PARA HABITAR MUNDOS SIN FIN
Félix A. Jelinek Maldonado
2-6-19
Los valores, principios y ordenanzas que conforman el Evangelio para el desarrollo, mejoramiento y aprendizaje del género humano en nuestro planeta tierra, obedecen a todo un sabio propósito espiritual muy bien diseñado y detallado. La razón principal de este plan, que aún no ha sido entendido en su verdadera dimensión, se centra en edificar seres humanos, para que voluntariamente puedan ser ubicados por sus méritos logros y resultados personales, en diferentes moradas o esferas celestiales, previamente organizadas para la vida y la felicidad plena. Se trata de un ciclo de progreso sin fin de Eternidad en Eternidad, donde la creación, el diseño y la organización de las inteligencias y la materia cuántica, han venido conformando mundos con sus civilizaciones, que se integran a sistemas espirituales en reinos de Gloria con energía propia radiante. Todo es espiritual y la materia es la realidad manifestada de lo que se piensa y se hace presente.
El asombroso descubrimiento de un espacio sideral oscuro y vacío sin límites imaginables, donde existen incontables sistemas formados por soles estrellas, galaxias y "centenares de planetas, con cientos de miles de ellos habitados", indican que no estamos solos y que existe suficiente lugar y tiempo, para trascender como seres humanos. La vida inteligente, va mucho más allá de ser solo producto de habitantes accidentales, casuales y finitos, que nacen y mueren en este planeta tierra como insectos. Este conocimiento del espacio recién comprobado por el hombre con sus telescopios y sondas espaciales, solo nos permite conocer el frente de nuestra casa tierra. Esta visión del Universo le fue mostrado por el propio JEHOVA a ABRAHAN, hace unos 4.000 años, cuando entrando en las tierras de Egipto, lo preparaba y bendecía para ser el padre y Profeta de naciones. (Ver en el libro la Perla de Gran Precio traducido por el Profeta José Smith).
Como en cualquier centro de estudios organizado para el aprendizaje, es necesario conocer la teoría y consolidar el conocimiento con la práctica y el ejercicio de las diferentes leyes espirituales y físicas que rigen en estas civilizaciones. Todo está diseñado para adquirir conocimiento y experiencia, siendo necesario ser probados en todas las cosas con plena libertad, para actuar, aprender y llegar a tener control y dominio, sobre nuestras emociones, cuerpo y toda otra materia que nos rodea. Ante las equivocaciones, existe la ley del Arrepentimiento para corregir y regresar al camino correcto.
Existe la incertidumbre y un muy elevado costo para poblar mundos sin el conocimiento espiritual de la materia. Se puede evitar el ensayo y el error, pensando más con nuestra mente espiritual y no solo la carnal. (Libro de Mormón 2 Nefi 9:39) Es necesario aprender, estar calificados y probados apropiadamente en todas las cosas para no fracasar. Se lograra el poder y el conocimiento necesario para viajar a las estrellas, visitar y habitar planetas, cumpliendo con metas y convenios espirituales paso a paso, que debemos conocer y desarrollar. Los templos en la tierra, son un simbolismo del conocimiento que nuestro Padre Celestial nos ofrece para conocer más de sus mundos y leyes. Durante el próximo milenio conoceremos las leyes espirituales que rigen sobre la materia y los mejor preparados en el conocimiento de Dios, serán escogidos para hermanarnos con seres de otros planetas, que al igual que nosotros siguen planes menores, similares o más avanzados que los nuestros.
Hemos sido "sabiamente aislados premeditadamente de otras civilizaciones, para poder aprender de manera autosuficiente, gobernarnos y ser gobernados". Con nuestro incipiente conocimiento, pretendemos habitar los planetas más cercanos como Marte. Para cubrir esas distancias por ahora inalcanzables. Vencemos la ley de gravedad, quemamos energía fósil, cuando existe la ley de la traslación de cuerpos, que utilizo nuestro maestro Jesucristo, cuando visito de manera instantánea las Américas en el meridiano de los tiempos, luego de su resurrección en Jerusalén. (Ver 3 Nefi en el Libro de Mormón). Luego terminada temporalmente su misión redentora como el Ungido del Padre Celestial, regreso a su morada, utilizando nuevamente la misma ley, como también lo hicieron el Profeta Enoc y los enviados a la tierra como Moroni, Elías, Moisés, Pedro Santiago y Juan. Nuestro Padre nos considera aun niños y ha establecido que nuestro aprendizaje espiritual se debe realizar paso a paso, precepto por precepto, para que podamos desarrollarnos haciendo uso de manera correcta del enorme potencial que disponemos. Entonces, como sus hijos y siguiendo a Jesucristo como nuestro Padre Salvador, podremos llegar y sembrar la vida en otros mundos y habitarlos para la paz, el amor y la unión y no para la guerra, el odio y la división, colocando además banderas, señalando límites de propiedad, sobre lo que le Jehová ha creado para todos nosotros.
¿Está nuestra civilización preparada para implantar su sistema de vida en otros planetas, cuando estamos maltratando el nuestro?
Nuestra joven sociedad terrenal, apenas ha comenzado a transitar este proceso que se ha visto severamente afectado y atrasado por siglos, por la mente y el poder de mentes ignorantes, orgullosas, egoístas y soberbias, que han dominado los grupos humanos dispersos en el planeta. Se han mantenido por siglos alejados del verdadero propósito de la existencia humana en el Universo. Las diferentes interpretaciones y enseñanzas por parte de las religiones que han parcelado y manipulado el conocimiento espiritual, son la causa de este atraso como civilización, al no tener clara la razón y el propósito de nuestra existencia. El Evangelio tiene un pensum de materias de aplicación universal, aprobado por autoridades superiores regentes, que conocemos como nuestros Dioses. La Iglesia Restaurada de Jesucristo en esta tierra, pese a los profundos cambios y adelantos científicos que se han venido manifestando en el mundo luego de la Restauración del Evangelio y del sacerdocio en 1830, mantiene sus enseñanzas básicas del Evangelio con un manto todavía místico sobre la verdad científica de Jesucristo su plan de Salvación y el cómo realiza su trabajo haciendo uso de leyes naturales. Ello se debe al bajo nivel de conocimiento espiritual y verdadera conversión, que aun poseemos a todos los niveles, para entender el sacrificio expiatorio, seguir y reconocer a nuestro dedicado maestro, enviado por nuestro Padre Celestial para rescatarnos de la ignorancia y la oscuridad en la cual hemos estado viviendo como civilización apagada y sin brillo. El mal uso del conocimiento recibido para aprender sobre la Vida Eterna, nos ha llevado a consumir inútilmente el tiempo que nos ha sido otorgado para nuestro progreso. Nuestra civilización contenciosa, vengativa y egoísta, carece de la visión espiritual de sembrar el amor con buenas acciones, para poder cosechar buenos frutos, que nos abran la puerta a nuevos conocimientos, que garanticen la continuidad de nuestro proceso como individuos santificados con poder sobre la materia y la vida, para organizar y poblar mundos.
Hemos centrado nuestro esfuerzo en ejercer injusto dominio sobre la vida, concentrados en seguir normas y principios de hombres, interesados en el poder y la comercialización de la materia. Poco o nada, en aprender sobre el espíritu y las leyes celestiales sencillas, que rigen en otros lugares de nuestro Universo. Mientras esto se mantenga, seguiremos siendo guerreristas, contenciosos, calculando las distancias que nos separan de otros mundos, utilizando energía nuclear o fósil, basados en la velocidad de la luz, atados a la gravedad planetaria y a la energía que generan las estrellas. Continuaremos manipulando y controlando la libertad y la fe de las personas, contribuyendo con el plan del adversario de frenar nuestro viaje de retorno a la vida exaltada, sembrando miseria en el corazón y la mente de nuestros semejantes, siguiendo la mente carnal de los hombres y no la mente espiritual de DIOS. (Leer Moroni 10 en el Libro de Mormón).
En la actualidad el mundo ignora los mensajes de los profetas de Dios. Los hombres están en guerra. Nos lamentamos por los errores de la juventud y las tragedias que le sobrevienen como consecuencia de sus imprudencias con el alcohol, el tabaco, las drogas, la pornografía y otras cosas prohibidas, que la sociedad produce. Nos lamentamos por la delincuencia existente en nuestras comunidades. Por la desigualdad, el hambre, la miseria, la injusticia y la destrucción de la familia. Debemos cambiar el rumbo si no queremos ser consumidos y autodestruidos del mismo modo que lo fueron algunas civilizaciones anteriores, llamando al arrepentimiento y aceptando a Jesucristo para recibir el conocimiento de la verdad de todas las cosas, para ponerlo al servicio de todos sin etiquetas de precio.
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